Milagros Pérez Oliva. Defensora del Lector en EL PAÍS |
http:// www.misrizos.blogspot.com/ 2011/09/ el-pais-falsea-las-causas-d el-suicidio.html
2. En esta noticia (sobre una resolución del Tribunal Europeo acerca de la legislación española para las órdenes de alejamiento por malos tratos) se cometen tal cúmulo de contradicciones, inexactitudes y tergiversaciones ideológicamente interesadas por parte de los profesionales de su periódico que, a mi juicio, es un caso modélico de malas prácticas periodísticas. Un ejemplo para la posteridad: http://www.misrizos.blogspot.com/ 2011/09/ el-pais-y-montalban-cierran -en-falso-el.html
3. En este reportaje, EL PAÍS llama "asesinato" al aborto de fetos femeninos. Una cosa realmente curiosa, habida cuenta la posición de ese periódico respecto al aborto, en la que no entro ni salgo: http://www.misrizos.blogspot.com/2011/09/el-pais-sirve-al-banco-mundial-y-al.html
4. En esta ocasión se trata de una noticia con un titular obviamente inadecuado. Se llama "padrastro" al asesino de un niño sin que ese apelativo esté justificado en absoluto. Pero es que, además, yo mismo se lo he hecho saber a usted... Y su respuesta resultó francamente patética... Puede leer su respuesta a mi carta, así como mi respuesta (nunca contestada) a la suya en los comentarios de este post, donde las he copiado: http://www.misrizos.blogspot.com/ 2011/09/ el-pais-llama-padrastro-al- asesino-de.html
De manera que su artículo de opinión puede que resulte interesante para algún despistado, al que darán ustedes mucha penita por la presencia de 'trolls' insultantes... Pero quienes les conocemos bien a usted y a su periódico no vemos en su escrito más que un indignante intento de manipulación más. Espero que el control que anuncia respecto a los 'trolls' (ya era hora) sea para los 'trolls' de ambos lados, y que en ningún caso sigan dando cabida, como si tal cosa, a comentarios insultantes contra los varones en general o contra alguna persona en particular por parte de 'trolls' afines ideológicamente a ustedes, ni sirva ese control anunciado como excusa para censurar lo que no tiene nada que ver con los 'trolls', sino con la sana crítica... No estoy seguro de que ustedes tengan del todo clara la diferencia.
MILAGROS PÉREZ OLIVA (Defensora del Lector de EL PAÍS)
Los 'trolls' se apoderan del debate
La participación de provocadores degrada la conversación en determinados espacios de la web. El blog de Iñaki Gabilondo es uno de los más afectados
MILAGROS PÉREZ OLIVA 18/12/2011
"Iñaki, hijo puta", "Iñaki apesta". "Me voy a hacer una paja, ahora
vengo". Eran entradas cortas, ni siquiera las más virulentas, y podían
leerse el jueves entre los comentarios que seguía al vídeo de Iñaki
Gabilondo en elpais.com. ¿Puede permitir este diario que uno de los
periodistas más respetados de este país sea tratado de este modo en sus
páginas? Creo que no. "Me meo en vuestras igualdades, ahora mismo me voy
a que me dé un masaje una amiga que está como un tren y a la que
después pondré a cuatro patas, mientras vosotras seguís amargadas
hablando de tonterías. Y si hoy con suerte matan a alguna lagarta que se
quería quedar con el piso del exmarido, me abriré una cervecita para
celebrarlo". Este comentario, sobre el que me advirtió Gema Solanas, se
publicó en el blog colectivo de Mujeres y es solo una muestra del tono que tratan de imponer los muchos trolls (provocadores) que frecuentan ese espacio.
El diario no debe dejarse amedrentar por quienes lo acusan de censura
Lamento, queridos lectores, haber tenido que comenzar este artículo
de manera tan soez. Pero quería que supieran de qué estoy hablando. Lo
he preguntado ya dos veces en esta misma tribuna: ¿Es este el tipo de
conversación que quiere propiciar EL PAÍS? ¿Qué creen los responsables
del diario que piensan nuestros lectores cuando tropiezan con frases
como esas? Gumersindo Lafuente y Borja Echevarría, responsables del
desarrollo digital, insisten en que el objetivo es lograr una
conversación respetuosa y de calidad. "Es una cuestión que nos preocupa y
nos ocupa, porque cuando es a gritos, ya no es conversación", sostiene
Echevarría. "Hemos tomado medidas, pero convencer al lector lleva
tiempo", añade Lafuente. Aprecio los esfuerzos hechos, pero muchos
lectores siguen quejándose del tono lamentable de algunos comentarios.
Me temo que la velocidad y envergadura del desafío excede en mucho la
capacidad de los medios habilitados.
Comparto el criterio de que
el diario debe abrirse lo máximo posible a la participación. Celebro
tambien la nueva iniciativa de la sección de Sociedad de abrir su agenda a los lectores y
les invito encarecidamente a participar en ella. Creo que ya habrán
podido comprobar que soy una firme defensora del debate plural y de la
libertad de crítica, incluida, por supuesto, la crítica al trabajo de
los periodistas. Pero una cosa es la crítica y otra el insulto y la
difamación. Una cosa es el debate, y otra el griterío.
Al disgusto de los lectores se suma ahora el de algunos periodistas y corresponsales del propio diario. Elvira Lindo
tuvo la valentía el domingo pasado de exponer una preocupación que
comparten otros colaboradores y periodistas. Los comentarios al videoblog de Iñaki Gabilondo
son uno de los exponentes más claros del problema. Gabilondo me ha
confesado que ha pensado seriamente en dejar de hacerlo. Que cada vez
que entra en el foro y ve el tono del debate, se pregunta si merece la
pena continuar. Varios lectores me han escrito en su defensa, entre
ellos Jon Guergué, quien el 23 de noviembre me escribió para que
interviniera, alarmado tal vez porque, entre los muchos insultos y
groserías que reproducía, había una entrada que invitaba abiertamente a
agredirle. Este lector considera que lo que ocurre en este espacio no
tiene parangón "en ningún otro foro o publicación de calidad", lo cual
"deja en muy mal lugar tanto a EL PAÍS como a España".
Más allá
del sentimiento que le provoca, Iñaki Gabilondo lamenta la velocidad a
la que se está malogrando "una oportunidad tan extraordinaria como la
que brinda Internet". "Lo que debía ser una maravillosa plaza pública,
un lugar de encuentro y de debate de puntos de vista diferentes, se está
perdiendo por el asalto de unos cuantos que, apelando a la libertad de
expresión, la están convirtiendo en un gigantesco botellón. Eso me
irrita todavía más que el insulto", añade. Gabilondo cree que para que
haya debate debe garantizarse que los que quieren debatir tengan
oportunidad de hacerlo, cosa que ahora no ocurre. "Mucha gente que tiene
cosas interesantes que decir ha renunciado a participar porque si lo
hace, tiene la desagradable impresión de que se mete en un
cuadrilátero".
Otros periodistas comparten la misma sensación. Juan Cruz, autor del libro Contra el insulto,
afirma: "El anonimato ha entrado casi jugando en las redes sociales y
en los comentarios abiertos en los medios digitales. Ha degradado la
conversación y ha sometido a las personas y a las instituciones al
chantaje del insulto, pues no se puede responder a anónimos. Ese es, a
mi parecer, el problema más grave".
Timothy Campbell escribió hace ya años un esclarecedor artículo titulado ¿Qué es un troll de Internet?,
en el que aborda cómo tratarlos. Algunos los combaten ignorándolos.
Otros tratando de atraerlos a su terreno, como hacía el jueves Gonzalo Fanjul en
su blog. Pero yo creo que la degradación de la conversación se ha
convertido en un problema grave de control de calidad. Si el diario
permite que los energúmenos se apoderen del espacio que brinda para la
participación, esta será cada vez de peor calidad, porque como ya dije en otro artículo, quienes están interesados en un debate respetuoso, huyen despavoridos.
El ejemplo más claro es el blog Mujeres.
Su impulsora, la subdirectora Berna González-Harbour, explica que fue
creado para propiciar un debate sobre los problemas de la igualdad. Pero
ha sido colonizado por un reducido grupo de machistas recalcitrantes
que están degradando el debate. Si otros diarios de calidad han
conseguido que eso no ocurra, ¿qué debe hacer EL PAÍS para evitarlo? "Mi
experiencia me dice que se ensucia sobre lo que está sucio, y no se
ensucia sobre lo que está limpio", sostiene Iñaki Gabilondo. Creo que
ahí está la clave de la cuestión.
El primer paso ha de ser, pues,
limpiar. Hemos de conseguir que la conversación sea en todo el diario
como la que pudimos ver en la entrada ¿Hay un éxodo a Estados Unidos? Es
una prueba de que es posible. Pero, para ello, habrá que dedicar más
esfuerzo. Los lectores habrán podido apreciar la mejora que ha supuesto
el nuevo sistema de control de comentarios a través de Eskup, que exige registro previo
para poder participar y que expulsa, previa advertencia, a quien no
respete las normas. La herramienta que permite a los lectores señalar
como insulto un comentario es muy útil, pues facilita la tarea de los
editores. Pero el control es aún deficiente, sobre todo porque las
secciones no pueden asumir la carga de trabajo que representa supervisar
todos los comentarios.
Hasta ahora, en el sistema controlado por
Eskup se ha vetado a 74 participantes. Algunos de ellos se han dirigido a
la Defensora para quejarse de que el diario "ejerce una intolerable
censura e impide la libertad de expresión". Pero la Defensora lo tiene
muy claro: eso no es censura. Simplemente, se aplican las normas de
educación y calidad que exige nuestro Libro de Estilo. Creo que el
diario no debe dejarse amedrentar por estos argumentos. Ha de dejar
claro que no quiere insultos ni descalificaciones, y la forma de hacerlo
es no permitiéndolos. Porque por muchas proclamas que hagan sus
responsables, si los lectores comprueban que de la noticia para abajo,
en muchas ocasiones todo vale, nunca se romperá la espiral de la
degradación.
Propongo, pues, que se destinen más medios y se
establezcan criterios claros también en el caso de los blogs. En estos
momentos hay 104 operativos. Los blogs pueden estar o no abiertos a
comentarios. Los abiertos tienen dos posibilidades, el control previo de
los comentarios o el posterior. Cuando el administrador no pueda
garantizar una vigilancia permanente, sugiero que se adopte el control
previo. Y en el caso del videoblog de Iñaki Gabilondo, dada la
degradación alcanzada, si la redacción no es capaz de garantizar una
supervisión que permita un debate respetuoso y de calidad, como merece
su autor, creo que será mejor cerrarlo a comentarios.
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