http://www.youtube.com/watch?v=X62nWTw-k70&feature=em-uploademail
Para saber quién es quién en la Comisión de Igualdad del Congreso, nada mejor que empezar por escucharles hablar. Saquen ustedes sus propias conclusiones.
Después de eso, les invito a considerar si Toni Cantó es culpable de lo que se le acusa o no lo es. E inmediatamente les cuento lo que yo pienso sobre ello, para lo que me ceñiré a la acusación hecha por la representante del PSOE, Carmen Montón, si bien mis conclusiones tienen efectos para todos los demás acusadores. Vamos a ello:
Toni Cantó, diputado de UPyD y portavoz en la Comisión de Igualdad |
Toni Cantó ha vuelto a pedir excusas (ayer lo hizo en Twitter, donde antes había difundido sus polémicas declaraciones). Esta vez lo ha hecho en la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, donde es portavoz de UPyD. Ha reiterado que es importante que se excuse por haber divulgado datos no contrastados, acerca de la cuantía de fondos europeos para la lucha contra la violencia de género y acerca del número de denuncias "falsas" que se presentan en España por esa clase de violencia.
Ayer publicamos en este blog una entrada donde incluimos los informes que Cantó difundió en Twitter y una explicación para comprender el caso.
Antes de la intervención de Cantó en la Comisión de Igualdad, el PSOE e Izquierda Plural han reclamado su reprobación por escrito, apoyados por el BNG, mientras CiU y el PNV han rechazado las declaraciones de Toni Cantó y el PP ha expresado su apoyo a las mujeres víctimas de violencia.
La acusación de fondo ha sido que Toni Cantó habla de "denuncias falsas", como hacen los "maltratadores", y que de ese modo resta credibilidad a las "víctimas" y se convierte en "cómplice" del maltrato. Pero las cosas son de un modo tan distinto que resulta sorprendente.
Quienes llaman "víctimas" a todas las denunciantes son los responsables de que se hable insistentemente de denuncias "falsas" y, por tanto, de la merma en la credibilidad de las verdaderas víctimas.
Conclusión:
Quienes llaman "víctimas" a todas las denunciantes son los responsables de la merma en la credibilidad de las verdaderas víctimas.
Veámoslo.
La representante del PSOE, Carmen Montón, sugirió que Toni Cantó se había comportado como una especie de "cómplice" de los maltratadores (puede usted verlo en este vídeo), pues habría contribuido (según su opinión) a restar credibilidad a las "víctimas" que denuncian malos tratos. Intentó hacer creer a los presentes, en la línea manipuladora habitual, que quien denuncia violencia de género es una "víctima", de modo que, siendo del todo evidente que no se debe cuestionar a una víctima, "no se puede cuestionar a quien presenta una denuncia de violencia de género". No sé qué pensarán al respecto los hombres que han conseguido demostrar que quien les denunció lo hacía falsamente, que no son muchos pero también son ciudadanos... Yo me inclino a pensar que no están de acuerdo con Carmen Montón, sino con el sentido común, y sin duda piensan que no es justo que su denunciante fuera llamada "víctima" durante el juicio en el que ellos fueron absueltos. Pero supongo que en este caso incluso la representante del PSOE aceptaría rectificar y reconocer que la denunciante no era una "víctima". Sin embargo, ése sería el único supuesto en el que habría una necesaria rectificación por su parte: cuando el denunciado demuestra su inocencia, porque demuestra que la denuncia era falsa.
Las cosas serían ya distintas en el caso de los denunciados que simplemente han sido absueltos, que son casi tantos como los condenados (según reconoce Marisa Soleto, Directora de la Fundación Mujeres, precisamente mientras reconviene a Toni Cantó). Podría ser que la razón de tantas absoluciones fuera que hay muchas garantías judiciales, como ella dice, si bien eso no casa ni con la realidad de la propia ley (la consideración de ciertas conductas punitivas "leves" como delitos sólo en el caso del varón, la creación de Juzgados donde sólo se juzga a varones...), ni casa con la puesta en práctica real de la ley en los Juzgados y la intervención policial (las detenciones inmediatas tras una denuncia y con una base más que dudosa, la admisión de la declaración de la denunciante como prueba suficiente para una condena si es creíble para el juez, por ejemplo...), ni tampoco casa bien con el propio espíritu de la ley, que tiene como objetivo obvio que los delitos que tienen lugar en el hogar y sin testigos no queden impunes. Por lo tanto, también podría ser que el número de condenas no sea más alto debido a que, por ejemplo, se denuncia por minucias que, a juicio del juez, no alcanzan ni al grado de esas conductas punitivas "leves" (delitos de varón), o que fuera porque la declaración de la denunciante no es verosímil para el juez. ¿Existen datos sobre las absoluciones debidas a estas cosas o a otras? ¿Por qué no existen? O podría ser, claro, porque no hay pruebas suficientes; a menudo porque lamentablemente no hay manera de probar el delito que ha tenido lugar y, otras veces, porque no podría haber tales pruebas. Todo esto es pura especulación, porque no hay datos.
Parece ser que, según Carmen Montón (PSOE), los hombres absueltos por la justicia han de ser considerados maltratadores, puesto que su denunciante es, por haber denunciado, una "víctima". Tal vez en términos jurídicos ya no pueda ser una víctima, ya que con la sentencia se produciría una necesaria rectificación a esa ideológica presunción, pues no hay "maltratador"; aunque ello evidencia que durante el proceso no se había respetado plenamente el principio de presunción de inocencia, en tanto se denominaba "víctima" y "agresor" a quienes, jurídicamente, no puede considerarse así finalmente. Sin embargo, la ideología feminista de Carmen Montón (PSOE) no tiene límites jurídicos, sino que, muy al contrario, es la que impone en la ley española esa presunción de culpabilidad ("agresor"/"víctima") que la absolución obliga a rectificar. Por ello, esa ideología feminista no encontraría motivo para dejar de ver a esa mujer como una "victima" y, como consecuencia, seguirá viendo en el hombre absuelto a un maltratador. Que un hombre obtenga una sentencia absolutoria no significaría que merezca ser considerado socialmente inocente, pues ello cuestionaría el carácter de "víctima" de su denunciante, sino que significaría simplemente que no se ha podido probar su culpabilidad.
La ideología feminista sostiene que, en base a los datos de mujeres asesinadas y maltratadas que presenta, estarían justificadas como necesarias para la proteccción de las mujeres ciertas medidas que promuevan las denuncias y, además, protejan a las denunciantes (consideradas "víctimas"), lo que justificaría entonces eliminar para los hombres la presunción de inocencia, por lo que la rectificación jurídica (que se produce con la absolución) no impedirá, como se ha dicho, que el denunciado absuelto sea considerado socialmente culpable hasta que se demuestre lo contrario. La denunciante sólo dejaría de ser "víctima" si se demostrase que su denuncia era "falsa", con lo que se obliga al denunciado a probar eso si quiere quitarse de encima el estigma de "maltratador". No es raro, entonces, que los hombres absueltos deseen que se procese a sus denunciantes y se las condene. Pero apenas se abre de oficio tal clase de procesos, sin duda para no disuadir a futuras mujeres denunciantes. Y por la misma razón tampoco se admiten a trámite con facilidad procedimientos por denuncia falsa. Obviamente, además, es muy difícil probar que una denuncia es falsa. Pero hay algo que está claro. ¿Quién es el responsable de que se hable con tanta insistencia de "denuncias falsas"? Respuesta: quienes identifican a una mujer denunciante con una "víctima" a menos que se demuestre que su denuncia es falsa.
Es obvio que cualquier persona absuelta tiene legítimamente derecho a ser considerada inocente por la sociedad sin tener que demostrar tal cosa. ¿O es que debería asumir que se le trate como si fuera un maltratador? Pero aquí la ideología feminista es inflexible en la defensa de los intereses de las mujeres, que entiende legítimos para protegerlas de la violencia, imponiendo para ello un doble rasero ideológico que, sin embargo, tiene difícil legitimidad:
A los hombres denunciados se les juzga con criterios jurídicos sólo si son condenados, porque si son absueltos, como hemos visto, se les recuerda que, de hecho, ello no prueba que sean inocentes, imponiéndose entonces ideológicamente este criterio, que permite considerar "víctima" a la mujer.
Sin embargo, para las mujeres denunciantes, que ya son consideradas ideológicamente como víctimas desde el principio, y más allá del límite jurídico (incluso aunque el procesado fuera absuelto), cuando son acusadas de haber denunciado en falso se recurre en su defensa a un rasero distinto al aplicado al varón: si son condenadas se les aplica, como al varón, el criterio jurídico (culpables, con lo que ya no serán "víctimas"); pero si son absueltas (en los pocos casos juzgados) se dirá ideológicamente que son inocentes (pese a que de hecho, como antes señalaban contra el varón acusado, no se ha probado tal cosa), y se justificará interesadamente que es así porque, al contrario que antes, ha de primar el criterio jurídico. De modo que sólo son falsas las denuncias que se ha sentenciado que son falsas (que son las que aparecen en los datos del CGPJ, naturalmente). He aquí un doble rasero de difícil legitimidad que la ideología feminista debe considerar y revisar.
Pero la ideología feminista es inflexible, ya lo he dicho, y añadirá que los maltratadores y asesinos son muchos (más que las mujeres) y que son pocas las mujeres que denuncian en falso. De modo que a su juicio estaría ideológicamente justificado aplicar el distinto rasero de sospecha que, por un lado, no considera necesariamente inocente a un varón absuelto por una sentencia pero, por otro lado, considera un insulto siquiera sugerir no ya que es falsa la denuncia interpuesta por una mujer absuelta de esa acusación, sino incluso hablar de denuncias falsas en cualquier caso (juzgado o no) a menos que haya sentencia condenatoria firme que lo avale. Sin embargo, esa endeble pretensión de justificación cuantitativa tiene otro problema añadido con los propios números, porque lo cierto es que acerca de la escasez de mujeres que denuncien en falso no hay datos fiables: la propia ideología feminista, que está en el espíritu de la ley, considera un insulto sugerir tal acusación, y protege a las denunciantes de ser acusadas, con el bienintencionado fin de no disuadir a otras mujeres en la presentación de denuncias... ¿Cuáles son los datos? ¿Cuántos procedimientos se abren de oficio al año por parte de jueces y fiscales? ¿Cuántas denuncias por denuncia falsa (valga la redundancia) se presentan al año? ¿Cuántas son admitidas a trámite y cuántas no? ¿Cuáles son los motivos? ¿A cuántas mujeres se llega a juzgar por una acusación de denuncia falsa? ¿Cuántas mujeres han sido condenadas? ¿Y absueltas? ¿Cuántos casos se han archivado? No hablemos sólo del número de mujeres condenadas en sentencia... Ese pequeño número dado así, aislado, no significa absolutamente nada. Se dirá que no hay un problema de denuncias falsas como para hacer esas estadísticas... Pero a la vista está que hay un problema con las denuncias falsas, y que sólo se puede resolver aportando los datos.
Recordemos ahora que la absolución social del varón absuelto en juicio descansa sobre la base de que demuestre que la denuncia era falsa, y que eso es así por una sóla razón: porque la ideología feminista exige que se trate como "víctima" a su denunciante mientras no se demuestre que su denuncia era falsa. Luego está claro de quién es la responsabilidad de que se hable de denuncias falsas.
Los varones condenados con sentencia firme son un número sólo un poco mayor que los absueltos, según hemos visto que nos dice la Directora de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto, que alude a datos del CGPJ). Entre los varones condenados, no pocos lo son por algún acto de violencia mínimo y sin lesiones de ninguna clase que no sería penado de haberlo cometido una mujer (seguramente no sería ni denunciado, pues es a las mujeres y no a los hombres, a quienes se invita a denunciar esa clase de cosas). Otros son condenados por esas conductas punitivas "leves" que, directamente, la ley considera delitos "sólo de varón", como una "coacción leve" o una "amenaza leve". Algunos pensamos que eso no es "verdadera violencia delictiva" (ya que no lo es si esa conducta la ejerce una mujer), o al menos no lo es en tanto no se determine y caracterice de forma clara cuándo se trata de una "violencia" que, pese a ser leve, merece el apellido de "violencia de género". Los rasgos que caracterizan esa clase de violencia en la ley de violencia de género son conocidos, pero los artículos de esa ley que regulan el Código Penal no los mencionan, y la aplicación del CP en los Juzgados es puramente literal. De modo que a menudo se condena por esa clase de delitos a varones por el simple hecho de serlo (por su sexo), no por ser machistas, ni siquiera por ser peligrosos. Eso no es una denuncia falsa, estrictamente, pues el delito está previsto en la ley y la conducta ha tenido lugar. Pero es una denuncia por "falsa" violencia de género. Una denuncia abusiva y fuera de lugar que, sin embargo, cualquier mujer, maltratada o no, podría poner sin temor alguno, pues no es falsa en términos legales. Diríamos que es una falsa (lo escribo delante) denuncia de violencia de género.
Llamo su atención sobre el hecho de que es sobre esta clase de denuncias sobre las que incide el informe que Toni Cantó difundió en Twitter (lee el informe pinchando aquí), porque, como puede comprobarse, nadie presentó un informe con datos de denuncias falsas en sentido estricto, es decir, sentenciadas. Sin duda se trató de un malentendido y de ninguna otra cosa, pero eso no ha sido posible explicarlo, claro, porque, como se ha visto, en cuanto se escucha o lee la expresión "denuncias falsas" el diálogo se hace imposible. La bronca fue inmediata y torrencial. En el informe se dice que la mayoría de las denuncias son por esta clase de delitos de "falsa violencia de género". Aunque sean denuncias perfectamente "legales". Es cierto que existe en este movimiento de hombres y mujeres (porque hay muchas mujeres en el movimiento, y muy activas, incluso líderes del mismo) una desconfianza con los datos que se ofrecen desde las instituciones, y en particular con los datos de denuncias falsas. Y es lógico que sea así, pues los datos, como he dicho antes, no pueden limitarse al número de sentencias de condena por denuncia falsa. Ese dato aislado, o simplemente relacionado con el total de denuncias presentadas contra los hombres, no significa nada. Así lo difundió Toni Cantó en Twitter: "Las estadísticas son sesgadas".
EL PAÍS y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) publican datos OFICIALES que no concuerdan con los HECHOS (yo a eso lo llamo "datos falsos" o, como mínimo, datos que deben ser cuestionados, explicados e investigados) respecto al número de varones asesinados por su pareja femenina en 2011
http://misrizos.blogspot.com.es/2012/06/el-pais-publica-datos-falsos-de-varones.html
El concepto de falsa denuncia de violencia de género tiene muchas más aristas que el de denuncia falsa, y agruparía a cualquier denuncia que es presentada por una mujer que no es una verdadera "víctima". Eso puede hacerlo inventándose los hechos delictivos o, simplemente, y por tanto de un modo mucho menos arriesgado y mucho más frecuente, acogiéndose a ese cajón de sastre que son las conductas punitivas "leves" y que constituyen delitos de varón. Hoy por hoy, y mientras la ley no exija demostrar que ese varón en particular es un machista o alguien peligroso, es una puerta abierta a las "falsas" denuncias de "violencia de género". Porque muchas veces no hay tal violencia de género, tanto si el denunciado es condenado o, también, absuelto. O acaso la denuncia sea finalmente archivada sin sentencia alguna. Por tanto, este concepto de falsa denuncia de violencia de género sin duda contiene un número mucho mayor de denuncias que el de denuncia falsa. Y les recuerdo que las palabras de Toni Cantó (están escritas) fueron: "La mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas". ¿Significa eso que son denuncias falsas (con sentencia)? ¿O significa que son falsas denuncias por violencia de género? Miren el informe que tienen en este enlace, el que difundió Cantó, y no cabrá la menor duda. Se refería a falsas denuncias de violencia de género. No dijo nada que no debietra decir en ese punto. Otra cosa es que se haya visto obligado a disculparse por decirlo ¿Y por qué se vio obligado a ello? La acusación de Carmen Montón lo deja bien claro: porque al hablar de "denuncias falsas" (a esas alturas estaba establecido que eso es lo que había dicho, y chocaba con los datos del CGPJ, con lo que era una presa fácil) estaba cuestionando que una mujer denunciante fuera necesariamente una "víctima". Y ya ha quedado claro que esta es una premisa intocable en la ideología feminista de protección a las mujeres, una premisa que sólo permite ser derribada con una sentencia judicial que pruebe que era una denuncia falsa. De modo que, aunque Toni Cantó hubiera explicado (ignoro si era consciente del equívoco) que se refería a falsas denuncias de violencia de género, nada habría cambiado. Porque estaría cuestionando la premisa intocable de todos modos. Y eso es lo que ha de cambiar... Porque es simplemente indiscutible que hay muchas falsas denuncias de violencia de género. Eso sí, legales la mayoría, no inventadas. Cuestiones de matiz. Para un juez es condena, para otro es una tontería y absuelve o archiva... Es indiscutible que las mismísimas denuncias falsas (inventadas) son más numerosas que las denuncias falsas simplemente sentenciadas. Alguna se les habrá pasado por alto a los tribunales que juzgan los casos, como es obvio, pero, y sobre todo, muy pocas de esas denuncias falsas llegan a ser juzgadas en los tribunales. El feminismo debe cambiar el chip. Y debe hacerlo por una razón. Porque afirmar que una mujer que denuncia es siempre una "víctima" hasta que no se demuestre lo contrario con una sentencia es una afirmación ideológica interesada. Por el bien de las maltratadas, lo sé. Pero es una patraña que equivale a exigir a los varones que se ven atropellados por una falsa denuncia de violencia de género que demuestren su inocencia. ¿Cómo pueden esperar que no lo intenten cuando los hombres deberían tener derecho a que se les considerase inocentes hasta que fuera probado que son auténticos maltratadores, y sin recurrir para ello a una ley que establece "delitos de varón" diseñados para condenarles de forma falaz? ¿Quién es el responsable de que se hable de falsedad en las denuncias de violencia de género?: quienes han diseñado esa ley e imponen que toda mujer denunciante es "víctima".
No quiero dejar de mencionar que sin duda hay hombres que se suben a la ola de las denuncias falsas siendo verdaderos maltratadores, aprovechando el ruido para excusarse ante los demás y ante ellos mismos. Hay hombres de todo tipo, lo mismo que mujeres de toda clase. Incluso los hay que creen verdaderamente ser inocentes sin serlo realmente. Sin embargo, esos hombres no son los únicos hombres que están reclamando justicia, como se pretende hacer creer. Y la sociedad lo sabe muy bien, porque ninguno de los afectados por estas injusticias se ha caído de Marte. Los maltratadores que se suben a esta ola no pueden ser los que la hayan hecho crecer, porque la ola tiene mucha fuerza moral... Esos hombres puede que hagan ruido, pero nada más. Y en esta ola hay mucho más que ruido... De hecho, el ruido perjudica a los hombres y mujeres que reclaman un cambio en la ley, porque les impide hacerse entender. Están muy hartos de discusiones irracionales con feministas (entre las que no faltan tampoco las que hacen ruido, por cierto) que ven machistas maltratadores por todas partes, hartos de discusiones entre ellos mismos por el ruido que algunos, efectivamente, provocan, haciendo que todos pierdan credibilidad... Todo ese ruido les perjudica, y lo saben. Porque lo único que quieren es sentarse tranquilamente con alguien capaz y con el poder de hacer algo, sentarse con todas las partes y razonar de una vez para que haya un poco de sensatez y justicia.
Las denuncias que son archivadas, que no tienen una sentencia absolutoria ni condenatoria, se producen en un número escalofriante. Mayor que el de condenas. Son las más numerosas. En palabras de la feminista Nuria Varela: "En los últimos siete años, el crecimiento de las causas archivadas ha sido diez veces superior al incremento de las denuncias. Según el Consejo General del Poder Judicial, en 2011 fueron archivadas 48.000 denuncias. Es decir, que en 2011 no se le dio curso, de media, a más del 45% de las denuncias por violencia de género. En algunas Comunidades Autónomas, el porcentaje de sobreseimientos dictados por los Juzgados de Violencia alcanzó cifras superiores al 50% (el 59% en Asturias o el 56,6% en Navarra, por ejemplo). Según el último informe del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial, el número de sobreseimientos ha aumentado, entre 2005 y 2012, un 158 por ciento". Naturalmente, esta militante feminista ve en ese dato una relajación de la justicia ante los "maltratadores". Yo más bien creo que, entre esas denuncias, algunas debieron ser investigadas, y no simplemente archivadas, por posible caso de denuncia falsa. Pero eso no se hizo.
Se dice con frecuencia que el motivo de que haya tantas denuncias archivadas y sin sentencia es que las mujeres retiran la denuncia, pero esa es la razón sólo en una fracción de las denuncias archivadas. Las denuncias que se retiran son el 10% de las que se presentan, pero el número total de las archivadas es mucho mayor... Por otra parte, en el caso de las denuncias retiradas, parece que, pese a ello, la denunciante conserva en el discurso habitual el estatuto de "víctima", dándose por sentado que ha retirado la denuncia pese a ser "culpable" el denunciado, lo cual será cierto en unos casos (por miedo a su maltratador o por alguna clase de dependencia respecto a él), pero no será así en otros, aunque decir esto se interpreta como un cuestionamiento a la denunciante, lo que demuestra que se está pensando que ella es una víctima y, por tanto, que el denunciado es un "maltratador".
En las demás denuncias archivadas, que son la mayoría, y vaya usted a saber por qué son archivadas (ahí caben todas las especulaciones posibles, y debería ser investigado muy a fondo, pues ahí ha de haber muchas falsas denuncias de violencia de género de todas clases, incluidas algunas denuncias falsas), parece que estaría claro que, al no haber siquiera una retirada de la denuncia, según la señora Montón (PSOE) hemos de condenar socialmente sin reparo como "maltratadores" a esos hombres, en ausencia de sentencia judicial, ya que su denunciante es una "víctima" por haber denunciado. No puede haber "víctima" sin un "maltratador". ¿Por qué hace falta decir eso? ¿No es verdaderamente obvio? ¿Quién promueve que se hable de denuncias falsas? Quien condena, siquiera sea socialmente, sin necesidad de pruebas... Quien, así, empuja a que sea absolutamente necesario expresar (quien calla otorga) que se es inocente, algo que sólo puede hacerse desacreditando a la que se ha instalado como "victima". Sólo puede hacerse hablando de falsas denuncias de vilencia de género. Y, hoy por hoy, sólo se logra si se prueba que es una denuncia falsa con una sentencia.
Por supuesto, lo que estoy diciendo es considerado por la señora Montón, y por un montón (tenía que decirlo) de gente más, como una falta de respeto a las víctimas de violencia de género. Yo no lo veo así. Más bien creo que faltar al respeto a la racionalidad no puede ser bueno ni para las víctimas de violencia de género ni para ninguna persona. No soy yo quien trata el asunto de forma poco seria, sino que me limito a mostrar el modo absolutamente insensato en el que esas personas lo abordan. Y creo que es precisamente la actitud (la ideología) de quienes piensan como la señora Montón la culpable de que haya muchos hombres, y muchas mujeres con las que aquéllos tienen relaciones, muy injustamente tratados por la legislación ideológica que regula la violencia de género en España. Hombres que pierden su imagen pública, que no pueden mantener durante años una relación con sus hijos tras perder la custodia debido a una denuncia (que acaso acabe en absolución, en una condena por uno de esos delitos "de varón" o, lo más probable, archivada en un cajón), hombres que quizá pierdan también su trabajo... Hombres que, una vez denunciados, no recuperarán su dignidad con el simple archivo de la causa, ni siquiera con una sentencia absolutoria. Sólo pueden recuperar su dignidad plenamente si demuestran que la denuncia era "falsa". ¿No estaban preguntando por qué se habla tanto de las denuncias "falsas"? Pues ya lo saben. Y ya saben quién tiene esa responsabilidad. La responsabilidad, por tanto, de que las víctimas de violencia de género (y hablo ahora de las que sean auténticas víctimas, las mujeres maltratadas) estén siendo desacreditadas en su credibilidad por la exigencia pública de que se investigue la existencia de denuncias falsas. La ideología feminista es la culpable de ello. Es su responsabilidad.
Pero no sólo eso. La señora Montón (PSOE) parece que pretende hacer creer que tampoco se puede cuestionar la credibilidad de las instituciones que nos ofrecen datos sobre denuncias y otras estadísticas (CGPJ y Delegación del Gobierno), o la credibilidad de las instituciones que se ocupan de los dineros en la Administración... Pero si es lo que el PSOE y todos los partidos hacen constantemente, y con motivo, que es lo peor... Vaya, vaya... ¿Está diciendo que cuando Cantó puso sobre la mesa unas cifras de fondos europeos (ahora sabemos que no estaban contrastadas esas cifras, y ese es su único error, un error grave y por el que se ha disculpado), Cantó estaba faltando al respeto a unas instituciones intachables y fuera de toda duda? Permítame que ahora sí me tome sus palabras desde el humor (con la que está cayendo)... Porque si algo carece de toda credibilidad en España en este momento son sus instituciones, sobre todo si hay millones de euros susceptibles de ser instrumentalizados como financiación de los partidos políticos. Toni Cantó no ha acertado esta vez, y se ha disculpado. Pero los ciudadanos sabemos que estará atento, y algunos se lo agradecemos profundamente.
La acusación de fondo ha sido que Toni Cantó habla de "denuncias falsas", como hacen los "maltratadores", y que de ese modo resta credibilidad a las "víctimas" y se convierte en "cómplice" del maltrato. Pero las cosas son de un modo tan distinto que resulta sorprendente.
Quienes llaman "víctimas" a todas las denunciantes son los responsables de que se hable insistentemente de denuncias "falsas" y, por tanto, de la merma en la credibilidad de las verdaderas víctimas.
Conclusión:
Quienes llaman "víctimas" a todas las denunciantes son los responsables de la merma en la credibilidad de las verdaderas víctimas.
Veámoslo.
La representante del PSOE, Carmen Montón, sugirió que Toni Cantó se había comportado como una especie de "cómplice" de los maltratadores (puede usted verlo en este vídeo), pues habría contribuido (según su opinión) a restar credibilidad a las "víctimas" que denuncian malos tratos. Intentó hacer creer a los presentes, en la línea manipuladora habitual, que quien denuncia violencia de género es una "víctima", de modo que, siendo del todo evidente que no se debe cuestionar a una víctima, "no se puede cuestionar a quien presenta una denuncia de violencia de género". No sé qué pensarán al respecto los hombres que han conseguido demostrar que quien les denunció lo hacía falsamente, que no son muchos pero también son ciudadanos... Yo me inclino a pensar que no están de acuerdo con Carmen Montón, sino con el sentido común, y sin duda piensan que no es justo que su denunciante fuera llamada "víctima" durante el juicio en el que ellos fueron absueltos. Pero supongo que en este caso incluso la representante del PSOE aceptaría rectificar y reconocer que la denunciante no era una "víctima". Sin embargo, ése sería el único supuesto en el que habría una necesaria rectificación por su parte: cuando el denunciado demuestra su inocencia, porque demuestra que la denuncia era falsa.
Las cosas serían ya distintas en el caso de los denunciados que simplemente han sido absueltos, que son casi tantos como los condenados (según reconoce Marisa Soleto, Directora de la Fundación Mujeres, precisamente mientras reconviene a Toni Cantó). Podría ser que la razón de tantas absoluciones fuera que hay muchas garantías judiciales, como ella dice, si bien eso no casa ni con la realidad de la propia ley (la consideración de ciertas conductas punitivas "leves" como delitos sólo en el caso del varón, la creación de Juzgados donde sólo se juzga a varones...), ni casa con la puesta en práctica real de la ley en los Juzgados y la intervención policial (las detenciones inmediatas tras una denuncia y con una base más que dudosa, la admisión de la declaración de la denunciante como prueba suficiente para una condena si es creíble para el juez, por ejemplo...), ni tampoco casa bien con el propio espíritu de la ley, que tiene como objetivo obvio que los delitos que tienen lugar en el hogar y sin testigos no queden impunes. Por lo tanto, también podría ser que el número de condenas no sea más alto debido a que, por ejemplo, se denuncia por minucias que, a juicio del juez, no alcanzan ni al grado de esas conductas punitivas "leves" (delitos de varón), o que fuera porque la declaración de la denunciante no es verosímil para el juez. ¿Existen datos sobre las absoluciones debidas a estas cosas o a otras? ¿Por qué no existen? O podría ser, claro, porque no hay pruebas suficientes; a menudo porque lamentablemente no hay manera de probar el delito que ha tenido lugar y, otras veces, porque no podría haber tales pruebas. Todo esto es pura especulación, porque no hay datos.
Parece ser que, según Carmen Montón (PSOE), los hombres absueltos por la justicia han de ser considerados maltratadores, puesto que su denunciante es, por haber denunciado, una "víctima". Tal vez en términos jurídicos ya no pueda ser una víctima, ya que con la sentencia se produciría una necesaria rectificación a esa ideológica presunción, pues no hay "maltratador"; aunque ello evidencia que durante el proceso no se había respetado plenamente el principio de presunción de inocencia, en tanto se denominaba "víctima" y "agresor" a quienes, jurídicamente, no puede considerarse así finalmente. Sin embargo, la ideología feminista de Carmen Montón (PSOE) no tiene límites jurídicos, sino que, muy al contrario, es la que impone en la ley española esa presunción de culpabilidad ("agresor"/"víctima") que la absolución obliga a rectificar. Por ello, esa ideología feminista no encontraría motivo para dejar de ver a esa mujer como una "victima" y, como consecuencia, seguirá viendo en el hombre absuelto a un maltratador. Que un hombre obtenga una sentencia absolutoria no significaría que merezca ser considerado socialmente inocente, pues ello cuestionaría el carácter de "víctima" de su denunciante, sino que significaría simplemente que no se ha podido probar su culpabilidad.
La ideología feminista sostiene que, en base a los datos de mujeres asesinadas y maltratadas que presenta, estarían justificadas como necesarias para la proteccción de las mujeres ciertas medidas que promuevan las denuncias y, además, protejan a las denunciantes (consideradas "víctimas"), lo que justificaría entonces eliminar para los hombres la presunción de inocencia, por lo que la rectificación jurídica (que se produce con la absolución) no impedirá, como se ha dicho, que el denunciado absuelto sea considerado socialmente culpable hasta que se demuestre lo contrario. La denunciante sólo dejaría de ser "víctima" si se demostrase que su denuncia era "falsa", con lo que se obliga al denunciado a probar eso si quiere quitarse de encima el estigma de "maltratador". No es raro, entonces, que los hombres absueltos deseen que se procese a sus denunciantes y se las condene. Pero apenas se abre de oficio tal clase de procesos, sin duda para no disuadir a futuras mujeres denunciantes. Y por la misma razón tampoco se admiten a trámite con facilidad procedimientos por denuncia falsa. Obviamente, además, es muy difícil probar que una denuncia es falsa. Pero hay algo que está claro. ¿Quién es el responsable de que se hable con tanta insistencia de "denuncias falsas"? Respuesta: quienes identifican a una mujer denunciante con una "víctima" a menos que se demuestre que su denuncia es falsa.
Es obvio que cualquier persona absuelta tiene legítimamente derecho a ser considerada inocente por la sociedad sin tener que demostrar tal cosa. ¿O es que debería asumir que se le trate como si fuera un maltratador? Pero aquí la ideología feminista es inflexible en la defensa de los intereses de las mujeres, que entiende legítimos para protegerlas de la violencia, imponiendo para ello un doble rasero ideológico que, sin embargo, tiene difícil legitimidad:
A los hombres denunciados se les juzga con criterios jurídicos sólo si son condenados, porque si son absueltos, como hemos visto, se les recuerda que, de hecho, ello no prueba que sean inocentes, imponiéndose entonces ideológicamente este criterio, que permite considerar "víctima" a la mujer.
Sin embargo, para las mujeres denunciantes, que ya son consideradas ideológicamente como víctimas desde el principio, y más allá del límite jurídico (incluso aunque el procesado fuera absuelto), cuando son acusadas de haber denunciado en falso se recurre en su defensa a un rasero distinto al aplicado al varón: si son condenadas se les aplica, como al varón, el criterio jurídico (culpables, con lo que ya no serán "víctimas"); pero si son absueltas (en los pocos casos juzgados) se dirá ideológicamente que son inocentes (pese a que de hecho, como antes señalaban contra el varón acusado, no se ha probado tal cosa), y se justificará interesadamente que es así porque, al contrario que antes, ha de primar el criterio jurídico. De modo que sólo son falsas las denuncias que se ha sentenciado que son falsas (que son las que aparecen en los datos del CGPJ, naturalmente). He aquí un doble rasero de difícil legitimidad que la ideología feminista debe considerar y revisar.
Pero la ideología feminista es inflexible, ya lo he dicho, y añadirá que los maltratadores y asesinos son muchos (más que las mujeres) y que son pocas las mujeres que denuncian en falso. De modo que a su juicio estaría ideológicamente justificado aplicar el distinto rasero de sospecha que, por un lado, no considera necesariamente inocente a un varón absuelto por una sentencia pero, por otro lado, considera un insulto siquiera sugerir no ya que es falsa la denuncia interpuesta por una mujer absuelta de esa acusación, sino incluso hablar de denuncias falsas en cualquier caso (juzgado o no) a menos que haya sentencia condenatoria firme que lo avale. Sin embargo, esa endeble pretensión de justificación cuantitativa tiene otro problema añadido con los propios números, porque lo cierto es que acerca de la escasez de mujeres que denuncien en falso no hay datos fiables: la propia ideología feminista, que está en el espíritu de la ley, considera un insulto sugerir tal acusación, y protege a las denunciantes de ser acusadas, con el bienintencionado fin de no disuadir a otras mujeres en la presentación de denuncias... ¿Cuáles son los datos? ¿Cuántos procedimientos se abren de oficio al año por parte de jueces y fiscales? ¿Cuántas denuncias por denuncia falsa (valga la redundancia) se presentan al año? ¿Cuántas son admitidas a trámite y cuántas no? ¿Cuáles son los motivos? ¿A cuántas mujeres se llega a juzgar por una acusación de denuncia falsa? ¿Cuántas mujeres han sido condenadas? ¿Y absueltas? ¿Cuántos casos se han archivado? No hablemos sólo del número de mujeres condenadas en sentencia... Ese pequeño número dado así, aislado, no significa absolutamente nada. Se dirá que no hay un problema de denuncias falsas como para hacer esas estadísticas... Pero a la vista está que hay un problema con las denuncias falsas, y que sólo se puede resolver aportando los datos.
Recordemos ahora que la absolución social del varón absuelto en juicio descansa sobre la base de que demuestre que la denuncia era falsa, y que eso es así por una sóla razón: porque la ideología feminista exige que se trate como "víctima" a su denunciante mientras no se demuestre que su denuncia era falsa. Luego está claro de quién es la responsabilidad de que se hable de denuncias falsas.
Los varones condenados con sentencia firme son un número sólo un poco mayor que los absueltos, según hemos visto que nos dice la Directora de la Fundación Mujeres, Marisa Soleto, que alude a datos del CGPJ). Entre los varones condenados, no pocos lo son por algún acto de violencia mínimo y sin lesiones de ninguna clase que no sería penado de haberlo cometido una mujer (seguramente no sería ni denunciado, pues es a las mujeres y no a los hombres, a quienes se invita a denunciar esa clase de cosas). Otros son condenados por esas conductas punitivas "leves" que, directamente, la ley considera delitos "sólo de varón", como una "coacción leve" o una "amenaza leve". Algunos pensamos que eso no es "verdadera violencia delictiva" (ya que no lo es si esa conducta la ejerce una mujer), o al menos no lo es en tanto no se determine y caracterice de forma clara cuándo se trata de una "violencia" que, pese a ser leve, merece el apellido de "violencia de género". Los rasgos que caracterizan esa clase de violencia en la ley de violencia de género son conocidos, pero los artículos de esa ley que regulan el Código Penal no los mencionan, y la aplicación del CP en los Juzgados es puramente literal. De modo que a menudo se condena por esa clase de delitos a varones por el simple hecho de serlo (por su sexo), no por ser machistas, ni siquiera por ser peligrosos. Eso no es una denuncia falsa, estrictamente, pues el delito está previsto en la ley y la conducta ha tenido lugar. Pero es una denuncia por "falsa" violencia de género. Una denuncia abusiva y fuera de lugar que, sin embargo, cualquier mujer, maltratada o no, podría poner sin temor alguno, pues no es falsa en términos legales. Diríamos que es una falsa (lo escribo delante) denuncia de violencia de género.
Llamo su atención sobre el hecho de que es sobre esta clase de denuncias sobre las que incide el informe que Toni Cantó difundió en Twitter (lee el informe pinchando aquí), porque, como puede comprobarse, nadie presentó un informe con datos de denuncias falsas en sentido estricto, es decir, sentenciadas. Sin duda se trató de un malentendido y de ninguna otra cosa, pero eso no ha sido posible explicarlo, claro, porque, como se ha visto, en cuanto se escucha o lee la expresión "denuncias falsas" el diálogo se hace imposible. La bronca fue inmediata y torrencial. En el informe se dice que la mayoría de las denuncias son por esta clase de delitos de "falsa violencia de género". Aunque sean denuncias perfectamente "legales". Es cierto que existe en este movimiento de hombres y mujeres (porque hay muchas mujeres en el movimiento, y muy activas, incluso líderes del mismo) una desconfianza con los datos que se ofrecen desde las instituciones, y en particular con los datos de denuncias falsas. Y es lógico que sea así, pues los datos, como he dicho antes, no pueden limitarse al número de sentencias de condena por denuncia falsa. Ese dato aislado, o simplemente relacionado con el total de denuncias presentadas contra los hombres, no significa nada. Así lo difundió Toni Cantó en Twitter: "Las estadísticas son sesgadas".
EL PAÍS y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) publican datos OFICIALES que no concuerdan con los HECHOS (yo a eso lo llamo "datos falsos" o, como mínimo, datos que deben ser cuestionados, explicados e investigados) respecto al número de varones asesinados por su pareja femenina en 2011
http://misrizos.blogspot.com.es/2012/06/el-pais-publica-datos-falsos-de-varones.html
El concepto de falsa denuncia de violencia de género tiene muchas más aristas que el de denuncia falsa, y agruparía a cualquier denuncia que es presentada por una mujer que no es una verdadera "víctima". Eso puede hacerlo inventándose los hechos delictivos o, simplemente, y por tanto de un modo mucho menos arriesgado y mucho más frecuente, acogiéndose a ese cajón de sastre que son las conductas punitivas "leves" y que constituyen delitos de varón. Hoy por hoy, y mientras la ley no exija demostrar que ese varón en particular es un machista o alguien peligroso, es una puerta abierta a las "falsas" denuncias de "violencia de género". Porque muchas veces no hay tal violencia de género, tanto si el denunciado es condenado o, también, absuelto. O acaso la denuncia sea finalmente archivada sin sentencia alguna. Por tanto, este concepto de falsa denuncia de violencia de género sin duda contiene un número mucho mayor de denuncias que el de denuncia falsa. Y les recuerdo que las palabras de Toni Cantó (están escritas) fueron: "La mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas". ¿Significa eso que son denuncias falsas (con sentencia)? ¿O significa que son falsas denuncias por violencia de género? Miren el informe que tienen en este enlace, el que difundió Cantó, y no cabrá la menor duda. Se refería a falsas denuncias de violencia de género. No dijo nada que no debietra decir en ese punto. Otra cosa es que se haya visto obligado a disculparse por decirlo ¿Y por qué se vio obligado a ello? La acusación de Carmen Montón lo deja bien claro: porque al hablar de "denuncias falsas" (a esas alturas estaba establecido que eso es lo que había dicho, y chocaba con los datos del CGPJ, con lo que era una presa fácil) estaba cuestionando que una mujer denunciante fuera necesariamente una "víctima". Y ya ha quedado claro que esta es una premisa intocable en la ideología feminista de protección a las mujeres, una premisa que sólo permite ser derribada con una sentencia judicial que pruebe que era una denuncia falsa. De modo que, aunque Toni Cantó hubiera explicado (ignoro si era consciente del equívoco) que se refería a falsas denuncias de violencia de género, nada habría cambiado. Porque estaría cuestionando la premisa intocable de todos modos. Y eso es lo que ha de cambiar... Porque es simplemente indiscutible que hay muchas falsas denuncias de violencia de género. Eso sí, legales la mayoría, no inventadas. Cuestiones de matiz. Para un juez es condena, para otro es una tontería y absuelve o archiva... Es indiscutible que las mismísimas denuncias falsas (inventadas) son más numerosas que las denuncias falsas simplemente sentenciadas. Alguna se les habrá pasado por alto a los tribunales que juzgan los casos, como es obvio, pero, y sobre todo, muy pocas de esas denuncias falsas llegan a ser juzgadas en los tribunales. El feminismo debe cambiar el chip. Y debe hacerlo por una razón. Porque afirmar que una mujer que denuncia es siempre una "víctima" hasta que no se demuestre lo contrario con una sentencia es una afirmación ideológica interesada. Por el bien de las maltratadas, lo sé. Pero es una patraña que equivale a exigir a los varones que se ven atropellados por una falsa denuncia de violencia de género que demuestren su inocencia. ¿Cómo pueden esperar que no lo intenten cuando los hombres deberían tener derecho a que se les considerase inocentes hasta que fuera probado que son auténticos maltratadores, y sin recurrir para ello a una ley que establece "delitos de varón" diseñados para condenarles de forma falaz? ¿Quién es el responsable de que se hable de falsedad en las denuncias de violencia de género?: quienes han diseñado esa ley e imponen que toda mujer denunciante es "víctima".
No quiero dejar de mencionar que sin duda hay hombres que se suben a la ola de las denuncias falsas siendo verdaderos maltratadores, aprovechando el ruido para excusarse ante los demás y ante ellos mismos. Hay hombres de todo tipo, lo mismo que mujeres de toda clase. Incluso los hay que creen verdaderamente ser inocentes sin serlo realmente. Sin embargo, esos hombres no son los únicos hombres que están reclamando justicia, como se pretende hacer creer. Y la sociedad lo sabe muy bien, porque ninguno de los afectados por estas injusticias se ha caído de Marte. Los maltratadores que se suben a esta ola no pueden ser los que la hayan hecho crecer, porque la ola tiene mucha fuerza moral... Esos hombres puede que hagan ruido, pero nada más. Y en esta ola hay mucho más que ruido... De hecho, el ruido perjudica a los hombres y mujeres que reclaman un cambio en la ley, porque les impide hacerse entender. Están muy hartos de discusiones irracionales con feministas (entre las que no faltan tampoco las que hacen ruido, por cierto) que ven machistas maltratadores por todas partes, hartos de discusiones entre ellos mismos por el ruido que algunos, efectivamente, provocan, haciendo que todos pierdan credibilidad... Todo ese ruido les perjudica, y lo saben. Porque lo único que quieren es sentarse tranquilamente con alguien capaz y con el poder de hacer algo, sentarse con todas las partes y razonar de una vez para que haya un poco de sensatez y justicia.
Las denuncias que son archivadas, que no tienen una sentencia absolutoria ni condenatoria, se producen en un número escalofriante. Mayor que el de condenas. Son las más numerosas. En palabras de la feminista Nuria Varela: "En los últimos siete años, el crecimiento de las causas archivadas ha sido diez veces superior al incremento de las denuncias. Según el Consejo General del Poder Judicial, en 2011 fueron archivadas 48.000 denuncias. Es decir, que en 2011 no se le dio curso, de media, a más del 45% de las denuncias por violencia de género. En algunas Comunidades Autónomas, el porcentaje de sobreseimientos dictados por los Juzgados de Violencia alcanzó cifras superiores al 50% (el 59% en Asturias o el 56,6% en Navarra, por ejemplo). Según el último informe del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial, el número de sobreseimientos ha aumentado, entre 2005 y 2012, un 158 por ciento". Naturalmente, esta militante feminista ve en ese dato una relajación de la justicia ante los "maltratadores". Yo más bien creo que, entre esas denuncias, algunas debieron ser investigadas, y no simplemente archivadas, por posible caso de denuncia falsa. Pero eso no se hizo.
Se dice con frecuencia que el motivo de que haya tantas denuncias archivadas y sin sentencia es que las mujeres retiran la denuncia, pero esa es la razón sólo en una fracción de las denuncias archivadas. Las denuncias que se retiran son el 10% de las que se presentan, pero el número total de las archivadas es mucho mayor... Por otra parte, en el caso de las denuncias retiradas, parece que, pese a ello, la denunciante conserva en el discurso habitual el estatuto de "víctima", dándose por sentado que ha retirado la denuncia pese a ser "culpable" el denunciado, lo cual será cierto en unos casos (por miedo a su maltratador o por alguna clase de dependencia respecto a él), pero no será así en otros, aunque decir esto se interpreta como un cuestionamiento a la denunciante, lo que demuestra que se está pensando que ella es una víctima y, por tanto, que el denunciado es un "maltratador".
En las demás denuncias archivadas, que son la mayoría, y vaya usted a saber por qué son archivadas (ahí caben todas las especulaciones posibles, y debería ser investigado muy a fondo, pues ahí ha de haber muchas falsas denuncias de violencia de género de todas clases, incluidas algunas denuncias falsas), parece que estaría claro que, al no haber siquiera una retirada de la denuncia, según la señora Montón (PSOE) hemos de condenar socialmente sin reparo como "maltratadores" a esos hombres, en ausencia de sentencia judicial, ya que su denunciante es una "víctima" por haber denunciado. No puede haber "víctima" sin un "maltratador". ¿Por qué hace falta decir eso? ¿No es verdaderamente obvio? ¿Quién promueve que se hable de denuncias falsas? Quien condena, siquiera sea socialmente, sin necesidad de pruebas... Quien, así, empuja a que sea absolutamente necesario expresar (quien calla otorga) que se es inocente, algo que sólo puede hacerse desacreditando a la que se ha instalado como "victima". Sólo puede hacerse hablando de falsas denuncias de vilencia de género. Y, hoy por hoy, sólo se logra si se prueba que es una denuncia falsa con una sentencia.
Por supuesto, lo que estoy diciendo es considerado por la señora Montón, y por un montón (tenía que decirlo) de gente más, como una falta de respeto a las víctimas de violencia de género. Yo no lo veo así. Más bien creo que faltar al respeto a la racionalidad no puede ser bueno ni para las víctimas de violencia de género ni para ninguna persona. No soy yo quien trata el asunto de forma poco seria, sino que me limito a mostrar el modo absolutamente insensato en el que esas personas lo abordan. Y creo que es precisamente la actitud (la ideología) de quienes piensan como la señora Montón la culpable de que haya muchos hombres, y muchas mujeres con las que aquéllos tienen relaciones, muy injustamente tratados por la legislación ideológica que regula la violencia de género en España. Hombres que pierden su imagen pública, que no pueden mantener durante años una relación con sus hijos tras perder la custodia debido a una denuncia (que acaso acabe en absolución, en una condena por uno de esos delitos "de varón" o, lo más probable, archivada en un cajón), hombres que quizá pierdan también su trabajo... Hombres que, una vez denunciados, no recuperarán su dignidad con el simple archivo de la causa, ni siquiera con una sentencia absolutoria. Sólo pueden recuperar su dignidad plenamente si demuestran que la denuncia era "falsa". ¿No estaban preguntando por qué se habla tanto de las denuncias "falsas"? Pues ya lo saben. Y ya saben quién tiene esa responsabilidad. La responsabilidad, por tanto, de que las víctimas de violencia de género (y hablo ahora de las que sean auténticas víctimas, las mujeres maltratadas) estén siendo desacreditadas en su credibilidad por la exigencia pública de que se investigue la existencia de denuncias falsas. La ideología feminista es la culpable de ello. Es su responsabilidad.
Pero no sólo eso. La señora Montón (PSOE) parece que pretende hacer creer que tampoco se puede cuestionar la credibilidad de las instituciones que nos ofrecen datos sobre denuncias y otras estadísticas (CGPJ y Delegación del Gobierno), o la credibilidad de las instituciones que se ocupan de los dineros en la Administración... Pero si es lo que el PSOE y todos los partidos hacen constantemente, y con motivo, que es lo peor... Vaya, vaya... ¿Está diciendo que cuando Cantó puso sobre la mesa unas cifras de fondos europeos (ahora sabemos que no estaban contrastadas esas cifras, y ese es su único error, un error grave y por el que se ha disculpado), Cantó estaba faltando al respeto a unas instituciones intachables y fuera de toda duda? Permítame que ahora sí me tome sus palabras desde el humor (con la que está cayendo)... Porque si algo carece de toda credibilidad en España en este momento son sus instituciones, sobre todo si hay millones de euros susceptibles de ser instrumentalizados como financiación de los partidos políticos. Toni Cantó no ha acertado esta vez, y se ha disculpado. Pero los ciudadanos sabemos que estará atento, y algunos se lo agradecemos profundamente.
Tras su petición de disculpas, Toni Cantó se mostró orgulloso de que su partido, UPyD, siga confiando en él para desarrollar su trabajo como portavoz en la Comisión Igualdad, despejando así cualquier duda respecto a que pudiera abandonar su puesto. Una buena noticia para quienes desean que en España haya más Libertad, más Igualdad y más Justicia. Y una mala noticia para el lobby feminista y para el PSOE [¿qué dice Jesús Caldera a esto (pincha aquí)?]. Porque Rosa Díez y UPyD dan por zanjada la cuestión.
Veamos en acción a Carmen Montón (PSOE)
Veamos en acción a Carmen Montón (PSOE)
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