domingo, 24 de octubre de 2010

¿Con el corazón o con la cabeza? Con ambos, en realidad


A veces se oye decir que alguien se deja llevar por el corazón mientras que otros se guían con la cabeza. Me parece que se confunden los conceptos... Una cosa es el corazón y otra muy distinta son las pasiones. La cabeza no sirve sólo para cálculos fríos.
En el artículo que contiene este enlace puede leerse que "las emociones no conocen de razones". Pues yo creo que, muy al contrario, las emociones tienen mucho que ver con la razón... Platón colocó las pasiones en el bajo vientre y la voluntad en el corazón (la inteligencia en la cabeza, claro). Si las emociones las imaginamos en el corazón es porque implican razones, como las exige la voluntad. Y precisamente por eso hablamos hoy de la "Inteligencia Emocional". Porque se trata de hacer lo que "queremos", no de hacer lo que "nos da la gana". Somos libres cuando hacemos lo que queremos, y ello exige calcular (usar la cabeza) las consecuencias de nuestros actos. Quien hace lo que "le da la gana" no tarda en chocar con los efectos no esperados ni deseados: muchas veces se arrepiente y reconoce que no era eso lo que quería... ¿Era libre, entonces, cuando hacía lo que le daba la gana? La libertad exige cabeza... Implica poder responder (a nosotros mismos) por qué hacemos lo que hacemos: ser responsables (responder) de nuestros actos. Cuidar nuestras emociones exige inteligencia emocional. Es con inteligencia como se desarrolla un corazón sano: un corazón que se alimenta de alegría, que domina sus miedos y que no se deja llevar por un egoísmo mal entendido.
Algunos confunden el corazón con el deseo sexual, y algunas lo confunden con la atracción que sienten hacia el poderoso. El sexo y el poder son importantes, claro, pero un corazón sano es algo más inteligente: domina las pasiones para disfrutar de ellas, y cultiva su propio poder para "poder" compartirlo.

"Conócete a ti mismo" (oráculo de Delfos)

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