Un feminismo psicópata. Un Estado psicópata. Hoy, en España
¿Es necesario hacer daño...? (hablo de hacerlo a sabiendas, con desprecio, fríamente y sin que medie la legítima defensa, propia o de otros).
La pregunta parece ociosa, ¿verdad? Ustedes dirían que no sólo no es necesario, sino que no debe hacerse. Dirían que actuar así está mal y que eso es obvio... Sin embargo, ésa es la pregunta que deben responder el feminismo hegemónico español (el real) y el Estado español (partitocrático) en pleno.
Su comportamiento es semejante al de un psicópata. Un feminismo psicópata y un Estado psicópata. Organizaciones e instituciones con personalidad jurídica... Personalidad de psicópata. ¿Qué les mueve a comportarse de ese modo? ¿Poder político, en unos casos? ¿Intereses ideológicos u odio mal digerido, en otros? ¿Dinero?... Algunas de las personas que dirigen esas organizaciones sociales o las instituciones del Estado son bellas personas... Sin embargo, su deber, su obligación como dirigentes o subordinados de esas asociaciones e instituciones es lograr más poder (político e ideológico) y más dinero para la asociación o el partido político que les ha colocado en su puesto estrictamente para eso. No en vano, el auténtico cáncer de la política (y de la economía) española es el desorbitado número de cargos políticos mantenidos por la Administración Pública. España es el país europeo con más cargos políticos por habitante de Europa. Tenemos 445.568 cargos políticos, es decir, 300.000 cargos más que Alemania (Estado federal con 82 millones de habitantes) y aproximadamente el doble que Italia o Francia (Estado de fuerte estructura pública). No son, pues, los funcionarios los que ahogan la Administración española. Son los cargos políticos... (pincha).
El espíritu crítico no tiene espacio alguno en estas asociaciones feministas que viven de las subvenciones de los partidos (a menudo nacidas en el interior de los mismos) ni en los propios partidos políticos, que han extendido sus tentáculos en los tres poderes del Estado y en el cuarto poder (los medios de comunicación).
Pinchando en el último enlace, podemos leer un reportaje de EL PAÍS (25 de septiembre de 2011) en el que se afirma, entre otras cosas, lo siguiente:
Los partidos aparecen detrás de RTVE como de otras instituciones del Estado (Tribunal Constitucional, Consejo del Poder Judicial) o de organismos reguladores (Comisión Nacional de la Energía, Consejo de Seguridad Nuclear, Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones), que en la práctica se han convertido en una especie de miniparlamento. Su configuración nace de un sistema de cuotas en la que, en la mayoría de los casos, se requiere el acuerdo previo del PSOE y del PP.
Mediante esta fórmula, organismos teóricamente independientes se ven sometidos a dictados partidistas. "El problema es que no sabemos salir del sistema de cuotas, que es como un cáncer que se extiende cada vez a más ámbitos", sostiene Francisco Longo, director del Instituto de Gobernanza y Gestión Pública de ESADE. A menudo, añade, los partidos colocan en estos organismos "a gente que no tiene acomodo en otro sitio". Exministros y exdiputados han ocupado sillones en los Consejos de Administración de los entes públicos.
Consecuencia de la tan denostada política de cuotas es la crisis abierta en RTVE tras el intento de sus consejeros de controlar los contenidos de los telediarios mediante el acceso a su sistema editor (conocido como iNews). Esta pretensión, aprobada por el Consejo el miércoles y revocada 48 horas después, "es la manifestación de un mal más profundo: la partitocracia que contamina todo nuestro sistema político y nos ha degradado a una democracia de baja intensidad", dice el profesor titular de Información Audiovisual de las Universidad Complutense de Madrid Rafael Díaz Arias, según el cual el sistema de reparto de cargos institucionales "ha desacreditado a instituciones esenciales como el Consejo del Poder Judicial, el Constitucional o RTVE". Por eso considera que urge "una regeneración democrática" y "un cambio de cultura".
De otro modo, y añadiendo que la regeneración ha de incluir las relaciones de los partidos políticos con los medios de comunicación privados (EL PAÍS no se libra de la crítica que formula en este reportaje -pincha-), el resultado inevitable es que esas asociaciones e instituciones se comporten como lo vienen haciendo: como psicópatas...
Estos síntomas que encontramos en su conducta definen la psicopatía en el DSM-IV:
- Despiadada desconsideración por los sentimientos de los otros.
- Incapacidad para mantener relaciones prolongadas.
- Despreocupación imprudente por la seguridad de otros.
- Falsedad: mentir y engañar repetidamente a otros para lucrarse.
- Incapacidad de sentir culpa.
- Incapacidad de acatar las normas sociales y los límites legales de conducta.
Lo que se dice sobre las corporaciones en el documental canadiense insertado al comienzo de este post (documental titulado en España Corporaciones. ¿Instituciones o psicópatas? -pincha-), atestiguado por el doctor Robert D. Hare, aplícalo ahora a las asociaciones feministas y a los partidos políticos que dirigen hoy el Estado español implantando, en su política social y en las relaciones familiares y de pareja, un totalitarismo feminista (si aún no lo conoces, pincha).
Después de todo, ¿acaso no son las corporaciones las que dictan al Banco Mundial y demás instituciones de Bretton Woods las políticas de "igualdad de género" que la "comunidad de donantes" sufragará a través de los proyectos aprobados en los distintos Estados? (pincha). ¿Acaso no son seguidas esas políticas a pie juntillas por los partidos políticos españoles y por el lobby feminista, destinatarios de cuantiosos fondos a los que no iban a renunciar? Así es como las psicópatas corporaciones transmiten su psicopatía a los partidos y a las asociaciones feministas que, en un Estado partitocrático como el español, sin debate público y abierto, sin espacio para la crítica, sin controles democráticos, ejercen un totalitarismo psicópata. A mayor gloria de un neoliberalismo que, para situarse fuera del debate y la crítica, ha enfrentado a los sexos de una ciudadanía a la que ha hecho creer que todos los males sociales se deben al machismo de papá en casa o a la falta de mujeres en cargos de alta responsabilidad... (lemas del feminismo español) -pincha-.
Llamamos asesino a quien ataca un cuerpo hasta dejarlo inanimado: sin ánima, sin alma, sin vida. Un cadáver. Si no hay cadáver, no hablamos de asesinos, de modo que los más sutiles tienen el cuidado de destruir la vida (el alma) de sus víctimas sin ponerles jamás la mano encima... Pero los peores asesinos no atacan los cuerpos ni las almas directamente. Asesinan en masa sin mover un dedo ni un pensamiento. Simplemente, no escuchan... O escuchan sin atender a razones... Destruyen así el principio esencial de una sociedad democrática justa, imprescindible para la vida de TODOS los seres humanos. Deben saber lo que son: los peores asesinos.
Los cadáveres terminan por amontonarse, claro. Pero todo habrá ocurrido de un modo tan indirecto que casi nadie se atreverá a señalar a los culpables ni asumirá su propia responsabilidad: culpables y responsables por su falta de compromiso social, su egocentrismo interesado o su pasividad... Los suicidados serán considerados víctimas de extrañas patologías o responsables de su propia muerte; los que somaticen el maltrato que los psicópatas les infligen (por activa o por pasiva) se considerarán simples víctimas de la 'naturaleza'; finalmente, para las víctimas de la espiral de violencia social que las injusticias provocan, ya se encontrará a un culpable directo en cada caso particular, convenientemente aislado... (o tal vez se culpabilice a una nación "enemiga", o una raza, o a una etnia con otra religión, o a un sexo...). Escurrir el bulto, eludir su responsabilidad, es la especialidad del asesino que pretende seguir siéndolo (a menudo, sin que nadie sea consciente de que es un asesino, un psicópata asesino)... Pero se le ha dicho con insistencia cuál es su comportamiento y los desatres que provoca. No puede ya excusarse con la ignorancia. Ha de considerarse que es un psicópata plenamente consciente. Responsable de sus crímenes con todas las consecuencias.
Dejo en los dos pdf que hay debajo algunas pistas a seguir. No me interesa destacar lo que los autores de esos dos pdf sostienen respecto a Ágnes Heller, el feminismo, el totalitarismo, la biopolítica o la globalización; simplemente deseo resaltar el hecho de que no es ninguna rareza intelectual (algunas dirían incluso que es "inadmisible") construir un discurso en el que se muestre que el feminismo es hoy por hoy una ideología que, dentro del proceso de globalización económica del liberalismo, actúa a su servicio y, al menos en España y en algunos países hispanoamericanos, lo hace mediante una biopolítica que sin duda es totalitaria:
He aquí al ejército feminista español, hoy... Les digo a todos: ¡DEJAD QUE ENTRE LA LUZ DEL SOL!
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