lunes, 22 de agosto de 2011

La discriminación 'positiva' entraña necesariamente discriminación negativa


El feminismo surgió para la igualdad. En principio, para la igualdad ante la ley. Pero ahora se ha impuesto como hegemónico un feminismo que exige la DESIGUALDAD ANTE LA LEY para aspirar a la "IGUALDAD" DE OPORTUNIDADES... Este feminismo, el FEMINISMO REAL de hoy, es un enemigo de la igualdad ante la ley por este motivo. Es más, su defensa de la "igualdad" de oportunidades se centra exclusivamente en la igualdad estadística, numérica, entre los varones y las mujeres como grupos sexuales, no como individuos... No se trata de que "Luisa" y "Pedro" (por poner nombres propios) tengan las mismas oportunidades, sino de que "el número de mujeres" y "el número de varones" que hay en ciertos cargos sea semejante. Y claro, para eso es necesario seguramente que "Luisa" goce de ciertos privilegios respecto a "Pedro". Es decir, que no tengan las mismas oportunidades... Por tanto, este feminismo real de hoy es, al tiempo, enemigo de la igualdad ante la ley y enemigo de la igualdad de oportunidades. Ambos son derechos de los individuos y de ninguna otra entidad abstracta.
"Bruselas cree que sin medidas la igualdad costará 50 años". Ojo, no se habla de la igualdad de oportunidades entre un hombre y una mujer cualesquiera, sino de la igualdad cuantitativa del número de hombres y mujeres que ocupan cargos (y ello pese a que el número de candidatos y candidatas no sea ni parecido). Por eso, y dadas las medidas previstas para alcanzar esa clase de "igualdad", al mismo tiempo que algunas mujeres lograrán acceder a cargos que les suelen ser negados (aunque también las hay que no los ocupan porque no están dispuestas a restar tiempo a su vida familiar), otras mujeres que no lo merecerían pueden aprovechar ciertos privilegios durante los próximos años a costa de varones que serán discriminados negativamente. 
Las empresas y organismos pondrán en sus cargos de responsabilidad a mujeres que lo merecen en primera instancia (en el mejor de los casos), pero finalmente colocarán también a otras mujeres que no lo merecen simplemente para evitar penalizaciones exigidas por las cuotas... La discriminación "positiva" favorable a todas las personas de un sexo entraña necesariamente una discriminación negativa a las personas del sexo opuesto. La discriminación "positiva" hacia las mujeres olvida que sólo algunas mujeres (las que lo merecen) deben ser apoyadas para que puedan acceder a los cargos que de otro modo acaso no llegarían a ocupar. 
Decir que "no importa que haya mujeres que son apoyadas injustamente porque siempre ha habido varones incompetentes que han ocupado cargos" es inaceptable. Precisamente lo que se hace al aludir a estas injusticias pretendiendo justificar aquélla es reconocer que la discriminación positiva es una medida política injusta.
La igualdad de oportunidades permite un margen de maniobra respecto a la igualdad ante la ley, que se ve forzada entonces a ser flexible... Muy bien. Pero la igualdad de oportunidades es, también, UN DERECHO INDIVIDUAL, y nunca puede ser tomada como un derecho de LOS SEXOS... Los derechos son de los individuos.
Lo que he dicho vale tanto para los cargos políticos en los partidos y en el Estado como para las políticas de empleo. Respecto a éstas, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (se refiere a igualdad de oportunidades -fundamentalmente, de los sexos, y no tanto de las personas-, no confundir con el derecho constitucional a la igualdad ante la ley de las personas...) aprobó el 17 de mayo de 2011 una Orden por la que se creó el Registro de las empresas con distintivo "Igualdad en la Empresa" (pincha). El 11 de julio de 2011 aprobó otra Orden convocando el procedimiento para la concesión del distintivo correspondiente a 2011 y estableciendo sus bases reguladoras (pincha). Echa un vistazo a este último BOE, en particular, a lo dispuesto en el apartado séptimo, "criterios de valoración y proceso de evaluación".
Por lo que se refiere a las cuotas para cargos de responsabilidad en las empresas en Europa, lee este reportaje de EL PAÍS del 22 de agosto:

REPORTAJE

La cuota de mujeres avanza en la UE

Francia, Bélgica, Italia y Holanda obligan por ley a sus empresas a fomentar el liderazgo femenino - Bruselas cree que sin medidas la igualdad costará 50 años

MARÍA R. SAHUQUILLO - Madrid - 22/08/2011 EL PAÍS

Las mujeres se van haciendo un hueco en los consejos de administración de las empresas europeas. Eso sí, a golpe de ley. Desde principios de año, cuatro países de la UE -Francia, Holanda, Italia y Bélgica- han aprobado leyes que imponen una cuota mínima de mujeres en los órganos de decisión de sus empresas. Un paso histórico. Y controvertido. Pero al margen de la polémica, y de quienes se muestran contrarios a lo que definen como "intervencionismo de los Gobiernos", parece que la medida funciona. En Francia, aunque aún falta para que la ley entre en vigor a pleno rendimiento -las empresas disponen de tres a seis años para adaptarse-, la presencia femenina en los consejos es cada vez mayor (en algunas compañías se ha duplicado).
En otoño, la Comisión instará a los Gobiernos a acelerar sus planes
España y otros cuatro países tienen normas de paridad en la política
En la UE, la presencia femenina en la alta dirección es de un 12%
La autorregulación, que funciona en los nórdicos, no resulta en otros lugares

Así, tras años de apostar por planes de igualdad y códigos de autorregulación sin mucho éxito, estos países han optado por la medida más efectiva: la cuota obligatoria. En Bélgica, Italia y Holanda las mujeres deberán ocupar -con periodos de adaptación- un tercio de los sillones de los órganos de gobierno de sus grandes empresas. En Francia, este porcentaje será de un 20% en tres años y de un 40% en seis. Nada que ver con la situación actual. En Italia, las mujeres representan apenas el 5% de estos puestos; en Bélgica suponen el 10%, en Francia el 12% y en Holanda el 15%.
Y la tónica general es común en toda Europa. Las féminas ocupan, de media, el 12% de los puestos de los consejos de administración en el sector privado. Un porcentaje menudo que se convierte en paupérrimo si se tiene en cuenta que, desde hace años, las mujeres suponen el 60% de los graduados universitarios. Ellas se forman pero no escalan. La UE busca corregir esta realidad: al ritmo actual, si no se toman medidas, se tardará 50 años en lograr la igualdad, alertan.
Esta previsión llevó el pasado mes de marzo a la Comisión Europea a lanzar un ultimátum a las empresas: o incorporan a más mujeres en los puestos de responsabilidad o tomará medidas correctivas. Y estas probablemente tendrán forma de cuota mínima. Al estilo de Francia, Bélgica u Holanda, donde las incumplidoras serán sancionadas, y siguiendo el ejemplo de Noruega, donde la ley dicta desde hace años que los órganos de dirección de las empresas deben emplear a un mínimo de un 40% de mujeres.
Esta medida reforzará otras ya vigentes en cinco países -Francia, España, Portugal, Bélgica y Luxemburgo- que han regulado por ley la paridad política en las listas electorales: 60%-40%. En otras naciones, los partidos tienen libertad para elaborar las listas, aunque muchos (sobre todo nórdicos) se rigen por normas internas que garantizan la paridad.
Aún quedan siete meses para que venza el plazo de un año fijado por la vicepresidenta de la Comisión y titular de Justicia, Viviane Reding, que admite que aún tiene esperanzas de que funcione la conciencia social y económica en las cúpulas empresariales; y por tanto la autorregulación. "Las cosas se están moviendo gracias al gran debate que hay en Europa sobre la igualdad en los consejos de administración", opina la comisaria por correo electrónico.
Reding pidió en marzo a las empresas europeas que se comprometieran por escrito a cumplir ciertos compromisos: emplear, como mínimo, a un 30% de mujeres en sus órganos de dirección de aquí a 2015. Un porcentaje que deberá aumentar al 40% antes de 2020. Siete empresas -entre ellas la multinacional de cosméticos, moda y productos de lujo LVMH o la consultora española FES- han firmado ya el acuerdo. "Si no hay un progreso creíble en marzo de 2012, estaremos preparados para tomar las medidas legislativas necesarias a nivel europeo para lograr esa meta", asegura convencida la vicepresidenta Reding.
De hecho, reconoce una portavoz de Justicia de la Comisión, un grupo de expertos de esa dirección general trabaja ya en un posible paquete de medidas, por si la autorregulación no ofrece los resultados deseados y Bruselas se decanta por regular. Para ello, la Comisión cuenta con el respaldo del Parlamento, que en julio -en línea con dos recomendaciones anteriores- exigió medidas concretas para imponer el sistema de cuotas si el año que viene no ha mejorado la situación.
Pero aún quedan fórmulas intermedias. Y una cómoda es que sean los propios países -como de hecho está ocurriendo- los que tomen la iniciativa. Además, en septiembre, Reding pedirá a los ministros encargados de estos asuntos -en España lo es la de Igualdad- que promuevan la firma del compromiso de autorregulación. Además, aconseja a las compañías cómo cumplir con los objetivos marcados sin perjudicar a los miembros masculinos de los órganos directivos: sustituir a cada uno de ellos que se jubile por una mujer. Una fórmula que también se recoge en la legislación belga, que prevé que hasta que la presencia femenina sea de un tercio, cada vez que el mandato de un consejero expire, le sustituya una mujer.
"En una situación económicamente difícil es esencial utilizar el potencial de las profesionales bien formadas, ahora mismo desaprovechado. Los estudios indican que la diversidad en los consejos de administración es positiva para la empresa", argumenta Reding. No obstante, imponer una cuota mínima no deja de ser una fórmula polémica. Y a pesar de su avance, no todo el mundo está de acuerdo con que sea el Estado quien regule. Asociaciones del sector privado, como el Círculo de Empresarios, ya se han pronunciado en contra de una medida "innecesaria", que además acaba con el sistema meritocrático.
Carlos Obeso, director del Instituto de Estudios Laborales de la escuela de negocios Esade, tiene una visión muy distinta. "La capacidad profesional de las mujeres es igual a la de los hombres. Sin embargo, la realidad es que están desigualmente representadas en el mercado laboral. Las cuotas por tanto son un elemento regulador. La opinión de que las cuotas facilitan que las incapaces accedan a puestos de responsabilidad es una tontería. De lo que se trata es de lo contrario: de que las mujeres capaces accedan a puestos que la realidad les niega", opina.
Pero el sector privado no es el único que no ve tan clara la medida. Alemania, donde la ley marca que por cada nombramiento para un puesto de dirección debe haber al menos una candidatura (o proposición) femenina, lo debatió durante meses. Sin embargo, la canciller Angela Merkel rechazó de plano una eventual normativa de cuotas. A pesar de que en ese país la presencia femenina en la alta dirección es solo del 13%, Merkel sigue apostando por los códigos de buenas prácticas.
También existen fórmulas intermedias. Como la aplicada por Austria, que en marzo de este año aprobó una ley para implantar una cuota mínima en todas las compañías públicas o con participación del Estado de al menos el 50%. Esas compañías tienen hasta 2013 para incrementar hasta el 25% la presencia femenina, que tendrá que ser de un 35% en 2018.
En otros países, el debate de las cuotas ni siquiera está sobre la mesa. Portugal, Eslovenia o Luxemburgo, a pesar de su desequilibrio de género, no tienen ningún plan. Ni siquiera de autorregulación. Un sistema que ha funcionado bien en lugares como Finlandia o Suecia. Allí las mujeres representan el 26% de los puestos de toma de decisión corporativos, por lo que no se plantean regular con cuotas.
La economista experta en temas de género Carmen Castro cree que, a pesar de la apuesta de la UE, la autorregulación no es efectiva. "Los criterios del corporativismo masculino y la inercia en algunas prácticas, como la que lleva a los directivos a seleccionar a otros directivos, actúan como mecanismos de resistencia", afirma. "Y eso revela que si se quiere lograr un resultado más igualitario hacen falta medidas a corto plazo, no solo recomendaciones", añade.
Recomendaciones como la que existe en España, donde la ley de igualdad fija un objetivo de paridad para 2015, al que la realidad -solo un 10% de los puestos de responsabilidad de las empresas del Ibex 35 están ocupados por mujeres- ni se acerca. Y es que la norma no obliga, solo aconseja. Castro esgrime el ejemplo de Bélgica, un país en el que, a pesar de sus códigos de buenas prácticas empresariales fomentados desde el Gobierno, el liderazgo empresarial femenino retrocedió del 18% en 2004 al 12% en 2010. "Bienvenida por tanto la ley de cuotas", zanja la economista.

Leyes recientes

- Italia. Las compañías italianas que cotizan en Bolsa y las de participación pública deberán tener en sus consejos de administración un tercio de mujeres. La fecha límite para aplicar la ley es 2015.
- Holanda. Los órganos de dirección de las grandes compañías (más de 250 empleados) deben tener una cuota mínima de un 30% de cada sexo. La medida se revisará en 2016.
- Francia. Las empresas de más de 500 empleados (o que ganen más de 50 millones de euros al año) deben tener en sus consejos un mínimo de un 20% de mujeres de aquí a 2014 y del 40% hasta 2017.
- Bélgica. Las firmas que cotizan en Bolsa tienen cinco años para adaptar sus consejos para que tengan un 30% de mujeres. En las compañías públicas la meta es 2012.

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