lunes, 16 de agosto de 2010

EL PAÍS publica y censura a la vez a Mª Sanahuja


El 16 de agosto de 2010 EL PAÍS publicó en su edición impresa, sección de opinión ("La cuarta página"), un artículo de opinión de María Sanahuja, Los caminos y los atajos de la igualdad.

Sorprendentemente, ese artículo no aparece en la edición digital de EL PAÍS. Es más, al acceder vía internet a la edición impresa de ese artículo, en el momento de colgar ese enlace en Facebook ocurre lo siguiente: el enlace se transforma en un vículo a la edición general de EL PAÍS digital... Para mayor sorpresa, más tarde ese enlace sí remite al artículo de Sanahuja en la edición impresa, pero en el titular visible del enlace aparece lo mismo que antes, cuando se nos remitía a la edición digital del periódico y no al artículo en cuestión. Lo que se lee es esto: "ELPAÍS.com: el periódico global de noticias en español". ¿Hay alguna explicación a tantos problemas para poner en marcha la divulgación vía internet de este artículo?... Sí la hay, claro. Es el deseo de ese periódico, como correa de transmisión de los dictados del feminismo totalitario, de obstaculizar esta clase de discurso crítico con el poder (del que forma parte). Así, se presenta el artículo de opinión de Sanahuja en la edición impresa de internet como si fuera un "reportaje" (¿?); se impide, primero, que pueda ser divulgado como enlace, si bien luego, sin duda tras ser descubiertos (¡!), permiten esa clase de enlace pero sin preparar un titular para él; y, sobre todo, no publican en la edición digital ese artículo de opinión crítico con el feminismo radical que tiene a España convertida en un totalitarismo feminista. No publican en la edición digital un artículo que es, pues, de IMPRESCINDIBLE lectura por parte de la ciudadanía española. La democracia ha sido atacada una vez más en España, porque sin debate público y abierto no hay democracia.

¿Qué ocurre si yo me limito ahora a colgar aquí el enlace del artículo en la edición impresa que nos ofrece EL PAÍS? ¿Quién sabe? Puede aparecer, como ahora mismo sucede, o puede no aparecer, como sucedía hace un ratito... Para evitar que el artículo desaparezca de internet por arte de birli birloque, lo copio y pego aquí debajo. Disfrútenlo. Ah, y voten con 5 estrellas el artículo si aparece (estará en la edición impresa de todos modos, aunque mañana seguramente sólo será accesible para los lectores que hayan pagado una suscripción... ¿Lo pillan?).

El enlace del artículo es éste: http://www.elpais.com/articulo/opinion/caminos/atajos/igualdad/elpepiopi/20100816elpepiopi_13/Tes/?%3Fctn=votosC&aP=modulo%3DEVN&params=id%3D20100816elpepiopi_13.Tes&fp=20100816&to=noticia&te&a=5&ov=16

El contenido del artículo lo copio y pego a continuación:

REPORTAJE: LA CUARTA PÁGINA

Los caminos y los atajos de la igualdad

El objetivo final que se pretende es la construcción de un nuevo modelo social que incorpore plenamente a la mujer en la vida pública. Pero, ¿qué itinerarios debemos seguir para alcanzarlo?

MARÍA SANAHUJA 16/08/2010

<En 2010, en las sociedades occidentales, el camino hacia la igualdad pasa porque las mujeres se otorguen a sí mismas el permiso de ejercer de ciudadanas de primera, sentando las bases para evitar la supeditación a los hombres, tanto económica como psicológicamente. No será rentable seguir solicitando limosnas al Estado, a las empresas o a los hombres desde un victimismo imposible de mantener si al tiempo no se hacen esfuerzos para alcanzar esa mayoría de edad que exigimos nos sea reconocida. La incorporación masiva de las mujeres a la universidad abre nuevos horizontes. No podemos actuar como los adolescentes, que quieren las ventajas de los adultos, pero no las responsabilidades. Hemos de salir de la caverna y lanzarnos a estrategias que permitan nuestra supervivencia, pero que no sean nefastas para el grupo. Hemos de diseñar caminos que permitan la integración de todos en ese nuevo modelo que tenemos que construir.

Y aquí se comete el primer error. Algunos parten de la falsa premisa de que las mujeres ya hemos llegado a la meta, puesto que nuestra condición femenina ya encarna intrínsecamente los nuevos valores positivos y, por tanto, a los únicos que compete hacer esfuerzos para alcanzar esa meta de igualdad es a los hombres. Este esquema simple y maniqueo no soporta un mínimo análisis, pues básicamente somos las mujeres las responsables de transmitir un modelo social patriarcal, ayudadas por series de televisión, películas, etcétera, puesto que la mayoría de los hombres ni siquiera intenta participar en la educación de los hijos. Pero ese esquema es el que inspira la legislación y las prácticas de las Administraciones públicas en los últimos lustros, sea cual sea el Gobierno que las impulse.

Las mujeres debemos autorizarnos a tener mayor autonomía y no considerarnos el apéndice de nadie, lo cual requiere el esfuerzo de salir al mundo exterior, que está plagado de dificultades y, por tanto, asusta, resultando más cómodo, en principio, ligar nuestra suerte a alguien más fuerte, que solvente nuestras necesidades. Pero este camino ya no garantiza nuestra supervivencia "hasta que la muerte nos separe", pues hasta los más creyentes se divorcian. Y, por supuesto, no podemos ni debemos limitarnos a parir un hijo a alguien para justificar así que todos los recursos que genere el resto de su vida deba ponerlos al servicio de ese grupo humano, aunque se vea expulsado de él para siempre.

Es injusto, pero, sobre todo, es socialmente inviable por el coste que el conflicto tiene y lo que supone de factor de riesgo para el grupo por el desequilibrio social que comporta. Las consecuencias son enfermedades físicas y psíquicas de los excluidos o las empobrecidas, pues si no existe una nómina que embargar, los más ricos pueden resultar los más insolventes. También contribuye a la violencia de chicos y chicas dirigida a los más cercanos, especialmente a madres y abuelos maternos, por ser las personas con quienes generalmente conviven, de lo que lleva alertando desde hace unos años la Fiscalía y los diferentes servicios sociales.

Y, por supuesto, deben esforzarse los hombres si no quieren ver limitado su papel al de sementales proveedores y ser expulsados en la crianza de sus hijos tras la ruptura. Deben asumir desde el inicio las responsabilidades para con ellos, pues las nuevas legislaciones apuntan a que se tendrá en consideración la relación existente con anterioridad. Así pues, ya no se trata de una exigencia ética porque no es justo que recaiga toda la carga de la reproducción en las mujeres, que seguiremos asumiendo por razones obvias la tarea los nueve primeros meses, pero deberemos compartirla los 30 años restantes, si todos queremos participar en el nuevo modelo social y no ser excluidos de la parte privada.

Para la incorporación plena de las mujeres a la vida pública se hacen necesarias políticas que, en la línea de los países de nuestro entorno, vayan más allá de repetitivas e infructuosas campañas publicitarias, de subvenciones a las organizaciones y congresos de mujeres para seguir divagando en generalidades o la creación de nuevos cuerpos funcionariales de comisarios/as políticos/as que velen para que las Administraciones hagan un uso correcto del lenguaje. Se debe ir mucho más allá. Se debe apostar por la coordinación entre las diferentes Administraciones para evitar inútiles reiteraciones y permitir una utilización óptima de los recursos en políticas transversales de los diferentes ministerios y consejerías que toman las imprescindibles decisiones de inversión en infraestructuras y servicios para atender a niños, ancianos y enfermos, pues esas tareas ya no las podemos seguir realizando gratuitamente las mujeres. Lo que resulta imprescindible para encarar con éxito un nuevo modelo social de respeto a la igualdad son más viviendas de protección oficial, guarderías y centros de día a precios asequibles y hospitales. España es el país de la UE que menos invierte en recursos sociales y los que llegan realmente a las mujeres que sufren violencia son muy escasos. Papá Estado paga y pega, pero la actual situación económica exige suprimir gastos superfluos y apostar por optimizar al máximo los escasos recursos que tenemos, evitando pensar que el nuevo modelo aparecerá por generación espontánea, ingresando masivamente a hombres en la prisión.

La sociedad también tiene que asumir que la reproducción no puede ser costeada fundamentalmente por las reproductoras, pues el beneficio es posteriormente socializado. Los niños y niñas de ahora son el futuro de las pensiones y los servicios de mañana. Su formación y cuidado deben ser el objetivo del grupo entero. Pero este esquema, seguido en mayor medida por los países del norte, cuesta enraizarlo en un país como el nuestro, hasta hace poco autárquico y con un modelo social básicamente individualista donde prima el "sálvese quien pueda", lo cual es bastante suicida en este mundo globalizado.>>

María Sanahuja es magistrada de la Audiencia Provincial de Barcelona y miembro de Jueces para la Democracia y de Otras Voces Feministas. Pincha en el enlace para conocer esas voces, y no olvides pinchar dentro de él en el archivo pdf donde aparece el manifiesto completo: "Un feminismo que también existe". Claro, la palabra "también" quiere decir que el feminismo que tiene el poder no es el único, sino que hay "otras voces feministas", como bien dicen... Otro feminismo que, sin embargo, es sistemáticamente censurado, acallado
y difamado por el totalitarismo feminista vigente en España. Porque la censurada no es la voz de los machistas, no (aunque se hayan inventado un supuesto "neomachismo" o "postmachismo" con el que demonizar a placer al oponente). Ni la censurada es la voz de los varones, no (pues si éstos repiten las consignas adecuadas hasta pueden llegar a Deledados del Gobierno). La censurada es la voz de los ciudadanos críticos... La única voz, pues, que conduce a un pensamiento progresista que lo sea de verdad...


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