miércoles, 13 de abril de 2011

Lorente Acosta demuestra graves dificultades de razonamiento. ¿Qué le pasa?

Miguel Lorente Acosta. Delegado del Gobierno para la Violencia de Género

Nuestro flamante Delegado del Gobierno, médico, forense y profesor universitario tiene serias dificultades para razonar. Acabo de toparme en la red con este artículo del 8 de marzo de 2011 y  quisiera invitarles a flipar un rato con sus desvaríos: 


Machismo y terrorismo


 MIGUEL LORENTE ACOSTA, Delegado del Gobierno contra la Violencia de Género


¿Por qué se teme más al terrorismo de ETA que al machismo? ¿Por qué se busca acabar antes con el terror de una banda criminal que con las referencias de una cultura violenta? ¿Por qué cuando se habla de terrorismo nada vale y cuando se habla de machismo cualquier cosa puede ser aceptable?
¿Por qué razón cuando un portavoz del entorno de la banda hace referencias a ese mundo sus palabras son para ensalzarlo, y cuando alguien con pluma, voz o mando hace directamente alusiones al machismo los oídos se entornan y las miradas se desvían? ¿Por qué?
Desde el 28 de junio de 1960, ETA ha asesinado a 857 personas, muertes que suponen una media de 16,8 homicidios al año. Sin embargo, tan sólo desde 2003, año en que se unifican las estadísticas por violencia de género, el machismo ha asesinado en España a 545 mujeres en el ámbito de la relación de pareja, es decir, un 68,1 de media anual. En los cinco últimos años el terrorismo ha matado a 12 personas, mientras que la violencia de género ha acabado con la vida de 345 mujeres, y sólo hay dos años, 1979 y 1980, con 86 y 93 víctimas, en que ETA ha matado a más que la violencia de género.
¿Por qué, entonces, se teme más al terrorismo que al machismo? Sabemos algunas de las razones, aunque no entendemos muchas de las reacciones.
La violencia terrorista se vive como ajena al sistema y dirigida contra él. Esta percepción permite que cualquier persona sienta que puede ser víctima al verse alcanzada por un coche bomba u otra acción criminal, como parte de la estrategia de atentados indiscriminados que la banda necesita para generar terror. Este diseño hace que se acompañe también de un entramado visible y de reivindicaciones que puedan ser apoyadas desde otros frentes.
La violencia machista, por el contrario, nace de los propios valores que la cultura ha establecido para la convivencia social, es lo que se denomina una “violencia estructural”. Desde ese punto de vista se percibe que no todo el mundo puede ser víctima de sus acciones, de hecho sólo las mujeres pueden serlo, y según esa misma idea, no todas las mujeres, sino aquellas que sean unas malas mujeres por no ser buenas esposas, madres o amas de casa; o si se mira al agresor, aquellas otras que se cruzan con un hombre alcohólico, drogadicto o con problemas psicológicos. También hay diferencias en la escenificación, nadie reivindica objetivos a conseguir, ya los tienen, lo que no quieren es perderlos, y tampoco salen a la calle, se quedan en sus casas ejerciendo la violencia.
Bien, ya conocemos algunas de las razones para que se muestre una actitud completamente diferente y ciertamente paradójica al mostrar mayor preocupación ante una situación menos grave en el resultado y en el significado, pues es mucho peor impedir la igualdad para toda la sociedad y ejercer la violencia desde esa posición de injusticia del machismo, que enfrentarse a la reivindicación de un grupo criminal y aislado, por más apoyo que tenga en un determinado territorio. Lo que sorprende, tal y como apuntaba al principio, es cómo ante esta situación y su dramático resultado existe una reacción tan débil por parte de la misma sociedad que se muestra tan dura con el terrorismo, y cómo, incluso, se llegan a criticar y a cuestionar los instrumentos y las acciones dirigidas a erradicar el machismo, la desigualdad y su violencia.
Sólo la gravedad del resultado debería llevar a decir desde cualquier ámbito de la sociedad y a cualquier ciudadano y ciudadana: “¿Qué tengo que hacer para contribuir a erradicar la violencia de género?”, pero la situación es muy diferente.
Está claro que no se quiere el resultado de la violencia de género, pero aún se quiere menos aceptar que su causa está en la desigualdad. No tiene sentido que en las circunstancias descritas se adopte una posición tan pasiva ante las medidas destinadas a combatirla y se sea tan beligerante en la crítica con argumentos como las denuncias falsas, que los hombres también sufren violencia o que hay que incluir en la ley a los menores como víctimas directas.
En realidad, lo que se pretende es desvirtuar el significado de la ley integral y apartar la mirada de su origen en la desigualdad. Imagínense, ahora que hemos conmemorado el Día Internacional contra el Cáncer, que al hablar de él alguien argumentara que no se hable tanto de cáncer y que se hable más de enfermedades infecciosas o metabólicas, o que si se lleva a cabo un programa sobre el cáncer de mama alguien dijera que habría que incluir en él al cáncer de próstata, o que se cuestionara toda la política sanitaria sobre el cáncer porque haya habido casos de personas que han simulado padecer esta enfermedad… sería absurdo, ¿verdad? ¿Por qué no lo es cuando se utiliza este tipo de argumentos contra la igualdad y la violencia de género?
Detrás del machismo no hay siglas, pero hay siglos de poder al que no quieren renunciar, y lo mismo que en momentos anteriores se han intentado cambiar la siglas para seguir con la estrategia, otros han intentando cambiar las palabras a lo largo de los siglos para mantener el silencio, pero todos con la violencia como argumento. Los terroristas adoptan conductas machistas en el recurso a la violencia como forma de poder, y el machismo es terrorista al instaurar el miedo y el terror como celda para las mujeres, y del mismo modo que se pide que no haya amparo para uno, no debe haberlo para el otro.
Ahora es tiempo de paz e igualdad, y para ello toda la sociedad es necesaria, toda salvo los violentos.


El artículo es en su conjunto una nulidad intelectual (como lo es este otro del 10 de abril, un mes después, titulado Los medios del machismo) y casi cada oración merece un comentario. Sin embargo, no seamos maximalistas y conformémonos con demostrar sin paliativos sus graves dificultades de razonamiento, como decía al comienzo. Porque son demasiado evidentes y una vergüenza para quien ostenta un cargo de máxima responsabilidad en el Gobierno:

El señor Lorente se pregunta "¿Por qué cuando se habla de terrorismo nada vale y cuando se habla de machismo cualquier cosa puede ser aceptable? [¿es eso cierto?] ¿Por qué razón cuando un portavoz del entorno de la banda hace referencias a ese mundo sus palabras son para ensalzarlo, y cuando alguien con pluma, voz o mando hace directamente alusiones al machismo los oídos se entornan y las miradas se desvían? ¿Por qué?". O sea, nuestro Delegado del Gobierno pretende mostrar que al machismo se le hacen unas concesiones que no se permiten al terrorismo y, para explicarlo, nos pone un ejemplo de lo contrario (¡!): de cómo los voceros del terrorismo se jactan "ensalzando" el terrorismo ante su público mientras los machistas sólo reciben miradas esquivas... ¿Qué le pasa a Lorente?...

Ah, ¿que ocurre que escribe muy mal y no se le entiende? ¿Que tal vez ignora el significado de la palabra "ensalzar" y se ha liado un poco el asunto por eso? No es sólo eso, no. Créanme que tiene problemas de razonamiento... Porque un poco más abajo la cosa se pone seria.
Tras explicarnos que la violencia machista es estructural (nótese que él va más allá sin disimulo alguno y, en la línea de la ley sexista vigente, establece a capricho y a priori que todos los casos de violencia en la pareja se dan en esas circunstancias machistas, lo cual es evidentemente falso), añade esta perla: "Bien, ya conocemos algunas de las razones para que se muestre una actitud completamente diferente y ciertamente paradójica al mostrar mayor preocupación ante una situación menos grave en el resultado y en el significado, pues es mucho peor impedir la igualdad para toda la sociedad y ejercer la violencia desde esa posición de injusticia del machismo, que enfrentarse a la reivindicación de un grupo criminal y aislado, por más apoyo que tenga en un determinado territorio". ¿Qué...? (¡!). Sí, sí... Como lo están leyendo: nos "descubre" que es "mucho peor ejercer" el machismo que "enfrentarse" a los terroristas (¡!). Tal cual. Se ve que le tembló el pulso al afrontar el resultado de su estúpida comparación, que le llevaba a minusvalorar la perversión de no enfrentarse al terrorismo, e imagino que su cerebro le llevó  a un escenario menos problemático, aunque el resultado final sea, para su desgracia, una perogrullada ridícula... Qué sería de nuestra ética personal y de nuestra salud intelectual sin la imprescindible asesoría de este autoproclamado "experto" y contrastado "analista"... Produce vergüenza ajena... 

Para terminar, mostrémosle a este caballero el absurdo radical en el que vive siguiendo la analogía con el cáncer que él mismo introduce. Señor Lorente, imagínese, "ahora que hemos conmemorado el Día Internacional contra el Cáncer", que al hablar de él alguien argumentara que toda mujer víctima de enfermedad padece cáncer de mama, e imagínese que se vota en el Parlamento una ley que así lo establece. Sería absurdo, ¿verdad? ¿Por qué no lo es cuando se utiliza este tipo de argumentos para justificar la Ley Integral contra la Violencia de Género (LIVG)? Porque esa universalización absurda es exactamente la que introduce la LIVG, cuando afirma que, en cualesquiera circunstancias y tenga la gravedad que tenga, todo acto de violencia de varón a mujer en pareja es "violencia de género" (machista). Comprendo, sin embargo, que esta extravagancia falsa y ridícula, que es nada menos que el fundamento de la LIVG, sea asumida y repetida por sus defensores sin pudor alguno (sea por estupidez o por mala fe), pues es necesaria para su discurso legitimador de la LIVG... Es la EXCUSA para, alegando que se discrimina en la ley atendiendo a las circunstancias "culturales" (machistas), presuponer esas circunstancias en TODOS LOS CASOS y tratar de ocultar, así, que se trata en realidad de una discriminación por razón de SEXO: inconstitucional.

1 comentario:

  1. La verdad es que Lorente no es mas tonto porque no entrena, pero facultades no le faltan.

    De todos modos, lo que quería decir con su primera y deficiente frase (o yo lo entiendo así) es que mientras que al terrorismo no se le permite nada y cuando un proetarra lanza discursos ensalzando al terrorismo, se le condena social y jurídicamente y cuando alguien hace "Apología" del machismo, entonces la gente disimula y no le afean la conducta. Eso es lo que quería decir Lorente, sin mucha fortuna.

    Lo que yo habría incluído en tu artículo, Joseman, es el siguiente argumento, totalmente triturador de los absurdos de este ceporro:

    Señor Lorente, me acaba de prestar un ejemplo perfecto para ilustrarle sobre su propia idiocia. Mire, lo que sucede con la LIVG es lo mismo que si aprobáramos una ley que condenara por terrorismo a cualquier vasco que ejerciera cualquier acto de violencia sobre un español.

    Empleando el espíritu de la ley y sustituyendo las palabras "hombre" por "vasco" y "mujer" por "español", tendríamos una idéntica ley de autor.

    Si es resulta tan fácil abochornar a Lorente que me da hasta pena (A veces. Y solo cuando estoy de buen humor)

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