sábado, 16 de enero de 2010

Feminismo español: "El fin justifica los medios"




La Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre) es un ejemplo claro de aplicación de una máxima totalitaria: “el fin justifica los medios”.
De hecho, son las propias defensoras de esa ley quienes lo afirman constantemente, aunque lo hacen con absoluta ingenuidad, pues ni siquiera son conscientes de ello… Algunas hasta se sorprenderán al leer que defienden esa tesis, pero, por poner un ejemplo reciente, ¿qué significan si no estas palabras de la abogada gijonesa Ana María González Martínez? (La Nueva España, 5-01-2010): «La ley hizo algo muy positivo, que fue sacar un problema invisible a la calle. Dio más poder a las mujeres porque son las que sufren y hay que ayudarlas hasta que se llegue a una igualdad completa; entonces es cuando habrá que revisar la ley y ver qué se mejora».
Maquiavelo nunca enunció esa máxima: “El fin justifica los medios”. Pero sí puede interpretarse así su defensa de que el poder logre sus fines incluso por medios crueles. Así lo interpretó Napoleón, y anotó en su ejemplar de El Príncipe que “el fin justifica los medios”. Algunos jesuitas habían enunciado ya, antes que Napoleón, esa afirmación, aunque guiados por argumentaciones ajenas a los fines del poder político. En su caso se trataba de lucubraciones éticas muy discutibles, como es obvio. El propio cristianismo rechaza tal posición ética.
Si bien fue Napoleón quien vio en Maquiavelo una fundamentación de que los fines del poder político justifican los medios empleados, en realidad ésa es sin duda la forma de justificarse de cualquier totalitarismo. Son los eximios fines enarbolados los que justifican los atropellos que perpetran impunemente. Así sucedió durante el Nazismo alemán, el Comunismo estalinista o la dictadura franquista del Nacional-Catolicismo. Para sufragar la causa comunista, Stalin se dedicó a asaltar bancos, y lo hizo con tanta eficacia que fue así como se labró el prestigio que le llevó más tarde a alcanzar el poder supremo en la Unión Soviética. Desde él, organizó un sistema de terror en el que el Gulag fue un medio justificado porque servía para alcanzar la “igualdad” de las clases sociales… ¿Cuántos partidarios de este eximio fin miraron para otro lado durante décadas y no quisieron ver los medios injustificables empleados?
El feminismo español actual, y todas las personas que miran para otro lado ante sus atropellos, no hacen otra cosa que aplicar que “el fin justifica los medios”. Lograr un fin deseable como la “igualdad real” entre varones y mujeres “justifica” leyes que suponen una “discriminación”. Y esto es precisamente lo que les permite afirmar sin rubor que se trata de una “discriminación positiva”… ¿Qué tiene de positivo o de justificable eliminar la igualdad ante la ley incluso en el derecho penal? ¿Qué tiene de positivo o de justificable vulnerar la presunción de inocencia de los varones por el hecho de serlo?
A mi juicio, la máxima que afirma que “el fin justifica los medios” sólo tiene cabida bajo dos condiciones que han de satisfacerse necesariamente (ambas): 1. El fin perseguido ha de tener un valor igual o superior a los valores vulnerados en el proceso. 2. Ha de ser necesario vulnerar esos valores para alcanzar el fin deseado.
Si no se satisface ninguna de estas dos condiciones, ese principio es, simplemente, una estupidez. Si sólo se satisface la segunda de las condiciones, estaremos ante una ética sin valores, donde está justificado hacer lo que es necesario hacer para lograr mis fines, sean los que sean (tengan valor o no)… Y si sólo se satisface la primera condición, estaremos ante una ética que menosprecia ciertos valores y, lo que aquí nos interesa, ante una política totalitaria, que desprecia los valores que atropella innecesariamente y a las personas que lo sufren…
La justificación que recibe matar a una persona en defensa propia es un claro ejemplo en el que han de cumplirse las dos condiciones expuestas. Si no era necesario matar a esa persona para proteger la vida propia, no hay justificación para invocar la legítima defensa. Si, por ejemplo, existía la oportunidad de huir (pongamos que el agresor nos amenazaba con un cuchillo desde su silla de ruedas), no hay “defensa propia” que justifique matarle. Obvio.
La igualdad real entre varones y mujeres, así como la lucha contra la violencia machista, son fines loables. El feminismo sostiene hoy que los derechos fundamentales de los varones no tienen un valor superior sino, en todo caso, igual o inferior al valor que tiene la “igualdad real”, en cuyo caso se satisfaría mi primera condición. Sin embargo, eso es más que discutible, pues la "igualdad real" es una igualdad imaginaria... mientras que la desigualdad ante la ley es una desigualdad real, muy real... La primera se refiere a la dirección que debe guiar a los poderes públicos en sus políticas, para propiciar una igualdad de oportunidades real (art. 9.2 de la Constitución); la segunda se refiere a un derecho fundamental de los españoles: la igualdad ante la ley (art. 14 de la Constitución).
Como cualquier totalitarismo, el feminismo supone que sus fines están por encima de todo y que ello justifica sus atropellos como medios… Veamos qué pasa con la segunda condición que he propuesto. A mi juicio, es evidente que para luchar “específicamente” contra la violencia “machista” (téngase en cuenta que no todo acto violento de un varón hacia una mujer puede ser considerado violencia “machista”), y para avanzar con decisión hacia la “igualdad real”, no es necesario vulnerar los derechos fundamentales de los varones que se están vulnerando. Para alcanzar la Igualdad no es necesario despreciar valores como la Libertad y la Justicia... Puede y debe hacerse una ley que respete la presunción de inocencia. Puede y debe hacerse una ley que no prejuzgue a los varones, por el hecho de serlo, como “machistas maltratadores” cuando tienen conflictos con las mujeres. Puede y debe hacerse una ley que, protegiendo a varones y mujeres frente a la violencia, castigue especialmente la violencia “machista” (lo cual exigirá investigación en cada caso para probar que hay "machismo"). Pero siempre evitando que esa misma ley se convierta en un arma en manos de mujeres sin escrúpulos que, con la colaboración activa de todos los resortes del Estado, torturan a sus ex parejas y destruyen la vida emocional de sus propios hijos e hijas amparándose en que la ley trata de modo desigual a varones y mujeres por razón de su sexo.
Cada minuto que permanece en vigor esta ley es un minuto más de totalitarismo injustificable. ¿Existe algún totalitarismo justificable? Los totalitarios siempre piensan que el suyo es un totalitarismo necesario. Y algunos ni siquiera son conscientes de ser totalitarios. Pero lo son…
Gandhi decía que "no hay camino hacia la paz, la paz es el camino". Pues bien, NO HAY ATAJO HACIA LA IGUALDAD, LA IGUALDAD ES EL CAMINO.

Nota: La justicia redistributiva es una cosa, y otra muy distinta es la desigualdad ante la ley (aclaración para contumaces partidari@s de ésta...). La justicia da a CADA UNO lo que le corresponde. La desigualdad discrimina al individuo por razón de sexo, raza, religión u otras circunstancias... La ley no debe ahorrar trabajo de INVESTIGACIÓN a los jueces mediante PREJUICIOS que clasifican a los individuos a priori...

4 comentarios:

  1. El feminismo no comulga conmigo.

    Gracias por tu coment!
    Saludos desde PTB ;)

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  2. Todos los radicalismos no me gustan. Aún no sé exactamente cual es tu mensaje, pero creo en el principio de la presunción de inocencia, creo en la igualdad de oportunidades, no en la igualdad de acciones. Cada persona estamos capacitados o podremos desarrollarlo según las oportunidades que tengamos. Creo en la igualdad de derechos, de justicia y de obligaciones.
    Gracias por tu comentario
    Un saludo

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  3. Ojalá algún día dejemos de comportarnos como animales sin raciocinio

    Un abrazo

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  4. Interesante blog. Enhorabuena.Saludos PTB

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