domingo, 31 de enero de 2010

La ley de violencia de género SÍ es sexista. Y perversa.


Contra las innumerables y razonadas críticas (incluidas cientos de cuestiones de inconstitucionalidad promovidas por jueces) que se han hecho a la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, sólo se han expuesto una retahila de prejuicios ideológicos y UN ÚNICO ARGUMENTO. A saber: "la ley no es sexista, porque también castiga a quien maltrata a personas especialmente vulnerables en el ámbito doméstico (como los menores), y en esos casos impone las mismas penas con independencia del sexo del agresor" (Monserrat Comas, ex Presidenta del Observatorio de Violencia de Género del CGPJ, 16 de marzo de 2006). Este argumento, como es obvio, sólo trata de desviar la atención, pues la ley se llama "contra la violencia de género", y el añadido aludido es sólo eso, un añadido... Sin embargo, detengámonos a analizar este punto, ya que se esgrime como un argumento en defensa del carácter no sexista de la ley. Sólo faltaba que también fuera sexista cuando se trata de perseguir la violencia contra los menores...
Pues bien, lean el resultado de este caso para comprobar el carácter falaz de tal argumento:


David siempre ha sido un chico conflictivo, con escaso apego a los estudios y con no pocos problemas para comunicarse con sus padres, ambos sordomudos. Una tarde, María del Saliente perdió los nervios y le dio un cachete a su hijo, con tan mala fortuna que éste se golpeó en el lavabo y sangró por la nariz. Al día siguiente, en el colegio advirtieron las secuelas de la herida y se activó un protocolo que desembocó en la condena a la madre. Más allá de la pena de prisión (que no cumpliría por carecer de antecedentes), sus paisanos de Pozo Alcón se movilizaron para evitar que la madre se separara de su hijo durante más de un año, una decisión que, al igual que la Fiscalía, se consideró a todas luces desproporcionada. Cuatro meses después el Gobierno concedió el indulto y madre e hijo aparecieron en todas las cadenas de televisión fundidos en un abrazo. Parecía que se acabaría la pesadilla, pero no fue así. Ahora se ha sabido que el menor, consciente de que su madre no puede tocarle si no quiere acabar en la cárcel (ahora sí tiene antecedentes), se volvió si cabe más rebelde. "Se ríe de nosotros cuando le regañamos, si no lo dejamos salir empieza a dar golpes a la puerta y alguna vez me ha pegado", describe la madre entre sollozos, preocupada porque la conducta de David repercuta en su hijo menor.



Este caso, que fue intensamente seguido y profusamente difundido por los medios de comunicación en su momento, es un ejemplo muy oportuno para mostrar el sexismo de la ley, al mismo tiempo que el carácter estúpido y perverso de la misma.
Para empezar, en este caso resulta sorprendente que se impusiera una pena de 67 días de cárcel... cuando la ley establece, como "pena mínima" para esta clase de maltrato, 6 meses de cárcel. Imaginen lo que pensaría la opinión pública si lo supiera, teniendo en cuenta el escándalo social que supuso la publicación de una condena de 67 días... Por tanto, ¿qué ley es la que se aplicó en esta ocasión? Desde luego, no la ley de violencia de género... ¿Por qué? Jamás se ha dado una explicación a este HECHO.
En segundo lugar, dado que la pena de cárcel nunca iba a cumplirla, pues carecía de antecedentes penales, el auténtico problema radicaba en la pena accesoria de alejamiento e incomunicación que la ley de violencia de género EXIGE en TODOS LOS CASOS en que haya CONDENA... Pero claro, en esta ocasión no nos hallábamos ante un varón denunciado por su pareja o ex pareja, ya fuera por maltratarla a ella o fuera, como en este caso, por pegar un "cachete" a su hijo... En este caso se trata de una madre cuyo marido no pretende dramatizar nada, un caso en el que las asociaciones feministas no tienen ningún interés por despellejar a nadie, un caso que no es del tipo que la fiscalía ha de perseguir para contentar al feminismo español, un caso que no requiere de los políticos buscadores de votos sino "comprensión", pues ésta no les restará el voto feminista en esta ocasión...
Es decir, que la ley prevé que las penas serán iguales con independencia del sexo del "agresor" si la víctima es un menor, sí, pero eso es sólo en teoría, pues en la práctica no dejará de aflorar el ESPÍRITU DE LA LEY, que es radicalmente sexista. ¿Acaso fue DETENIDA y enviada al CALABOZO esta señora inmediatamente tras la denuncia? Si hubiera sido un varón, así habría ocurrido.
Por eso, porque esta ley es radicalmente sexista en su espíritu, finalmente esta señora fue INDULTADA (ni los alegales 67 días -¿?- de cárcel ni, tampoco, el alejamiento que para todos es una imposición feminista menos cuando no conviene...).
Pero es que, encima, en este caso se revela no sólo el sexismo de la ley, sino su ausencia de proporcionalidad en las penas (subsanada a capricho) y el desprecio por el bien del menor, que siempre ha de prevalecer... El caprichoso indulto ha impedido el alejamiento (que perjudicaba al menor, aunque no más que en los miles de casos en que no hay tal indulto...), pero no ha impedido que este niño confunda, como hacen nuestros legisladores, la libertad con el libertinaje. En el franquismo nos decían que todo era "libertinaje" (incluso lo que no era sino el ejercicio elemental de nuestras libertades). Hoy, todo es "libertad", incluidos los comportamientos maleducados e inaceptables en una convivencia civilizada que respete la dignidad propia y la de los demás. Este niño ha recibido una mala lección de vida por parte del Estado al que pagamos nuestros impuestos y nos desautoriza ante nuestros hijos. Le han dicho al niño: "Haz lo que te dé la gana, eres libre y nadie, ni siquiera tus padres, tiene autoridad para corregirte si no entras en razones...". Ahora la madre pide que lo internen... ¿Será ésa una medida más educativa y menos traumática que un "cachete" del que se le ha privado...? Tenemos a un niño maleducado y a una madre indefensa. Cuánta hipocresía, cuánta "alma pura" irresponsable e ignorante... Y sexista.

Sólo un pequeño comentario más, para referirme a la "retahila de prejuicios ideológicos" a la que aludí al comienzo de este artículo. La Ley de Violencia de Género tiene como fundamento básico (en su Preámbulo y en el artículo 1, donde se define la "violencia de género") un prejuicio ridículo... Siento tener que hablar así, pero es la realidad. Es penoso, lo sé. Pero ¿acaso no es ridículo afirmar que toda conducta agresiva de una varón hacia quien ha sido su pareja femenina se debe al machismo (a la situación de dominio del varón sobre la mujer)? Si una pareja discute, los insultos de ella se explicarán por una pérdida de nervios o, acaso, por su perversidad personal; pero en el caso de él tenemos la seguridad de que se trata de un "machista maltratador". Es RIDÍCULO. Claro, el feminismo responde que "esto no tiene importancia, pues el hecho es que mueren muchas mujeres, por el motivo que sea" (Celia Amorós, una de las intelectuales feministas -catedrática...-). Pero vaya si tiene importancia... Pues es ese presupuesto, que "la violencia en la pareja se debe al machismo", a un maltrato a la mujer "por ser mujer" (pincha y mira cómo esgrime ese argumento Amalia Fernández en el vídeo), el que sirve de coartada para pseudojustificar una ley sexista (parece ser que en realidad podría haberse apelado "al motivo que sea"...). La razón que se ha elegido para justificar una penalización mayor para el varón y una menor protección para él (el "machismo" como causa en todos los casos de violencia de los varones, por más que Montserrat Comas trate de ocultar que eso se presupone en todos los casos...), por un lado minusvalora la violencia de la mujer en la pareja, como si no existiesen víctimas masculinas y mujeres maltratadoras e incluso asesinas (y en lo psicológico, su violencia es tan dañina como pueda serlo la del varón), y por otro lado ese presupuesto permite a la ley no sólo castigar a los asesinos y a los machistas (lo cual me parece perfecto, faltaría más), sino, de forma injustificable, atropellar de paso los derechos de TODOS LOS VARONES "por el hecho de serlo", convirtiendo en DELITOS lo que son FALTAS (si las cometen ellos). Porque esto se justifica diciendo que se trata SIEMPRE de violencia "machista" (pincha y lee, en los Fundamentos de Derecho de la sentencia del Tribunal Constitucional, el apartado 9. c), lo cual es un PREJUICIO que ningún juez tiene que probar en cada caso concreto (¿por qué se les ahorra ese trabajo, que es el suyo, imprescindible para hacer justicia?). Por tanto, el juez sólo ha de fijarse en el SEXO (por más que esto se niegue) del acusado y la víctima, pues la desigualdad la PRESUPONE la ley a priori... Un varón cualquiera es un "machista en potencia", aunque nunca se haya mostrado como tal, y cuando comete una falta sólo hace que manifestar ese machismo... Un prejuicio intolerable, pues está destruyendo la vida de miles de personas a quienes se cuelga gratuitamente el cartel de "machista maltratador", a quienes se detiene, a quienes se condena a penas de 6 meses de cárcel como mínimo, a quienes se condena a alejamientos de sus hijos injustificables. Y esos hijos son, a su vez, víctimas de ese ridículo prejuicio, pues crecerán en una familia rota, con un padre (sin un padre...) que ha sido condenado como "machista maltratador". Y todo por, acaso, cometer una falta... Perdón, un delito. Olvidaba que la ley es sexista...y ha decretado que es cierto lo que es un prejuicio: un varón que comete una falta es un machista maltratador. Sólo un país de borregos puede asumir semejante dictadura. Y algunos no queremos que nuestro país sea una dictadura.

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