sábado, 18 de septiembre de 2010

Cuando hablan los científicos y callan las sectas: el SAP existe y es muy grave

Jose Manuel Aguilar, Tenemos que hablar. Subtítulo: Cómo evitar los daños del divorcio. Ed. Taurus: Madrid, 2008.

Pero claro, dos no hablan si uno no quiere; si uno prefiere el conflicto...

A continuación expongo algunos fragmentos del libro de José Manuel Aguilar (no siempre de forma literal), de máxima relevancia y actualidad:

La ganancia adicional que el custodio de los hijos adquiere es el uso de la vivienda, la pensión para la manutención del hijo (sin dar cuenta de cómo la gasta) y, en ocasiones, una pensión compensatoria. Pero hay otras ganancias intangibles que muchos buscan (pese al daño a sus hijos): venganza, resarcir la herida narcisista. Estas acciones son, en la inmensa mayoría de los casos, daños asumidos, que incluso se califican de coste soportable, de secuelas lógicas e inevitables del divorcio. 

A esas afirmaciones de Jose Manuel Aguilar hay que añadir que, ante este sufrimiento de adultos y menores, las sentencias de los juzgados son casi siempre ciegas, sobre todo desde que el CGPJ, haciéndose eco del deseo del Ministerio de Igualdad, así lo ha determinado. Los discursos del feminismo (en el PODER) son cómplices necesarios, pues, de estos delitos... Pagarán por ello!!

Desde los estudios más clásicos de Wallerstein hasta los de Kelly o Lund, la Psicología ha señalado las alianzas patológicas de los niños con un progenitor contra el otro. Esta situación puede llegar a ser extrema, cuando en los menores se encuentra un SAP. 

Como sabe Jose Manuel Aguilar, el Gobierno español niega la existencia del SAP: ignorante y cómplice de delincuentes.

Podemos afirmar que un modelo de comportamiento patológico desplegado por los progenitores, al utilizar cualquier estrategia para sus objetivos, tendrá consecuencias graves en el futuro de los menores. La manera en que este tipo de MALTRATO se lleva a cabo es en forma de aprendizajes erróneos, a través de modelos y estrategias patológicas, o bien por un déficit formativo causado por educaciones desajustadas o permisivas. No se trata de negligencia, sino de cuidados incorrectos, patológicos. Habrá secuelas emocionales. Pero sería un error creer que las secuelas serán sólo emocionales. El menor crecerá con grandes déficits formativos, que priman su instrumentalización antes que su construcción como persona. Llegará a la adolescencia con un bajo nivel de logro (por falta de esfuerzo), lo que limitará sus aspiraciones profesionales y de calidad de vida; y llegará además sin estrategias para superar la frustración. Será un adulto consentido, acostumbrado a que sus deseos sean satisfechos de inmediato; y sumiso, pues ha tenido que mostrar siempre su amor incondicional a uno de los padres para enfrentarse al otro. No sabrá decir no, porque no se le ha permitido. En las relaciones sociales, aprenden que la manipulación, la coacción y la violencia forman parte legítima de las relaciones interpersonales: "los demás te sirven", "tú eres lo primero", "te puedes burlar de la justicia", "la violencia sirve". 

Es difícil definir un prototipo de sujeto que, tras el divorcio, tenga tendencia al conflicto, a la denuncia. Pero hay ciertos rasgos narcisistas: la suspicacia, la inclinación a la sospecha, y la dificultad para establecer lazos de confianza. Rigidez intelectual (no ven alternativas a su punto de vista). Baja autoestima. El sujeto reconoce esa insuficiencia, aunque no será capaz de asumirla ni de enfrentarse a ella. Buscará en el conflicto una forma de justificación de sus carencias, de sus debilidades y miserias.

El sujeto narcisista (suspicaz, con baja autoestima) entra en la creencia de que debe defenderse del otro. Lo "sabe". Comienza entonces a valorar el mundo conforme a ello, cometiendo los "errores" de evaluación que sean útiles a su creencia. E iniciando la misión de convencer a quienes le rodean. Las creencias que elabora se convierten en el sostén fundamental de su equilibrio interno y definen la forma en que se relaciona con el exterior. No inventará hechos tanto como los interpretará a su conveniencia, deformando la realidad. Dividirá a las personas entre aquellos que le "apoyan" y aquellos que le "agreden". Los primeros le serán ÚTILES, los demás forman el segundo grupo, son agresores, aunque sólo traten de que entre en razones.

Existen muchas formas de maltratar a los hijos tras el divorcio. Se les usa como "mensajeros" ("dice mamá que me compres unas zapatillas nuevas", "dice papá que el domingo vaya dos horas antes: es el bautizo del primo"). A veces él ha de decidir si da el mensaje: "Como tu padre te traiga tarde otra vez, el domingo no vas". Con más frecuencia de la imaginada se les usa como "terapeutas". El progenitor les cuenta sus miedos, sus frustraciones, el trabajo y el cansancio por su cuidado en solitario... En el extremo está quien le cuenta que ha sacrificado su carrera profesional u otras aspiraciones por cuidarles... El niño asume la CULPA ante ese progenitor victimista. A veces los hijos son "espías". Su misión es informar sobre la vida del otro y averiguar si tiene nueva pareja, cómo le van los negocios o si pretende iniciar un nuevo procedimiento judicial. A veces, por contra, se les coacciona para ocultar información o, incluso, para mentir al otro progenitor: "no le digas esto o aquello, porque se enfadaría". 

Todas esas situaciones tienen un pago en la salud psicológica y física de los hijos. Problemas de sueño, conductas disruptivas, dolores de cabeza, descomposición de estómago, dolor abdominal y agudización de problemas respiratorios previos. Al tiempo, los profesionales y pediatras han de estar atentos frente a progenitores que quieran usar esos síntomas para obstaculizar la relación con el otro progenitor. El pediatra ha de distinguir lo que observa que le pasa al niño de lo que le cuentan que le pasa al niño.

El Síndrome de Alienación Parental (SAP) es una alteración de la conducta del menor, resultado del proceso por el que un progenitor transforma la conciencia de sus hijos para destruir los vínculos con el otro progenitor, hasta lograr que no desee tener contacto con él. A largo plazo, las consecuencias son muy serias. 

Los adultos que sufrieron SAP presentan, entre otras secuelas, diagnósticos de ansiedad y depresión durante gran parte de su vida adulta, historias personales de fracaso en sus relaciones sociales, especialmente en la pareja, con alta probabilidad de repetición del modelo de crianza que padecieron. En el caso de las mujeres (y tb de los varones) que padecieron SAP en la infancia, muchas buscan relaciones en las que son sumisas, lo que aumenta la probabilidad de padecer violencia familiar. 

Se trata de un proceso psicológico que va elaborándose en el tiempo. En su fase leve, puede resolverse con la intervención con la familia, un tratamiento psicológico familiar, de modo que entiendan que ambos progenitores son importantes en la vida de su hijo y se propicien las condiciones para que ambos miembros puedan ejercer sus funciones con garantías

En las fases moderada y severa la única respuesta que ha dado resultados ha sido el cambio de custodia del menor, que pasa entonces al otro progenitor. LA EXPERIENCIA NOS HA DEMOSTRADO que las consecuencias son muy positivas para estos niños, y se presentan desde el mismo instante del cambio de custodia, debido a la liberación que sienten del acoso psicológico al que han estado sometidos.

Las personas que maltratan a sus ex parejas y a sus propios hijos de este modo, sin embargo, cuentan con el apoyo del feminismo totalitario español y con ingentes cantidades de dinero en forma de subvenciones para sus asociaciones, desde las que propalan la falsa doctrina (asumida por el Ministerio de Igualdad) que afirma que "el SAP no existe", y que se trata sólo de una invención aducida por maltratadores de mujeres. Un modo estúpido de afirmar que hay maltratadores que denuncian SAP falsamente, algo que es indudable. Pero ese modo estúpido de hacer esta reclamación (negando que existan casos de SAP) convierte a quienes la hacen en cómplices de las personas que cometen delitos de maltrato muy graves contra nuestros hijos. La gravedad de tales actos es algo que el propio presidente del Gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero, le reconoce a una mujer que le escribió para pedir su ayuda frente al SAP. Curioso que esta firma y el documento que la contiene se hayan retirado de la circulación pública en la medida de lo posible...




 

2 comentarios:

  1. Gracias por escribir.
    Por cierto, si no los has visto, visita la página de "derechos de los hombres" con sus últimos videos. Creo que son lo mejor que existe para hacer llegar el problema a todo el mundo.

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  2. Enhorabuena por la publicación.
    Uno por uno muestra las lacras psicológicas típicas de quien no es capaz de evitar su propio odio y lo fomenta y lo transmite. Educando un clon con las mismas lacras sino peores.
    Sordos, ciegos y capados emocionalmente, así son. Lástima que en lugar de valorar esto como una incapacidad para educar, se fomente y se anime dándoles los instrumentos para generar más odio.

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