El feminismo totalitario español (pincha), propietario exclusivo del discurso (y por tanto del pensamiento) acerca de la igualdad de derechos entre los sexos, hace años que pretende dictar no sólo qué puede decirse o no puede decirse, sino también cómo puede hablarse... Es el colmo de la dictadura de género: dictar el sistema lingüístico mismo. La lengua.
Sin embargo, la sociedad española no les hace el menor caso a esta panda de dictadoras totalitarias, bastante ignorantes, por cierto: recordemos la perla de las jóvenas o la de las miembras (por no entrar en la obvia incorrección del término 'presidenta'), escuchadas en boca de dirigentes del PSOE como Carmen Romero (exmujer del expresidente del Gobierno Felipe González) o la exministra de Igualdad Bibiana Aído, respectivamente. Sólo son un par de joyas memorables que, entre muchas otras memeces, han sido difundidas por la secta totalitaria feminista sin el menor rubor. Es más, una vez que se les ha mostrado su error, lejos de rectificar han hecho siempre bandera de sus disparates. Es lo que tiene la ausencia de sentido crítico (interno) cuando se une a un poder desmedido y que no acepta crítica externa alguna: la dictadura totalitaria del disparate.
Pero ya digo, el uso social de lengua no se deja domeñar tan fácilmente como las leyes que esta secta ha impuesto en el Parlamento a través de su control sobre los partidos políticos... Tienen el control del discurso (del pensamiento), pero no lo tienen ni lo pueden tener sobre la lengua. La RAE no ha hecho sino recordarles que esa batalla la tienen perdida (pincha aquí para leer el original del informe de la RAE completo).
Teniendo en cuenta que la sociedad (no ya la RAE, que tampoco lo hace) no sigue ni va a seguir el dictado de la secta feminista española, concentrémonos en hacerle perder a ésta la otra batalla: la del discurso único, la del pensamiento único (la perspectiva única, que excluye la perspectiva de los varones -no de los machistas, como les gusta fantasear e imponer- del discurso sobre la igualdad). Eso debe terminar. La democracia está en juego (pincha).
Teniendo en cuenta que la sociedad (no ya la RAE, que tampoco lo hace) no sigue ni va a seguir el dictado de la secta feminista española, concentrémonos en hacerle perder a ésta la otra batalla: la del discurso único, la del pensamiento único (la perspectiva única, que excluye la perspectiva de los varones -no de los machistas, como les gusta fantasear e imponer- del discurso sobre la igualdad). Eso debe terminar. La democracia está en juego (pincha).
Duro alegato de la RAE contra las guías de "lenguaje no sexista"
El informe aprobado asegura que, de aplicar estrictamente esas directrices de comunidades autónomas y universidades, "no se podría hablar".
ld/agencias 2012-03-04
El pleno de la Real Academia Española (RAE) ha aprobado un informe del académico Ignacio Bosque
en el que se critican las directrices contenidas en nueve guías sobre
lenguaje no sexista elaboradas por comunidades autónomas, sindicatos y
universidades, porque, si se aplicara estrictamente cuanto dicen, "no se
podría hablar".
A los responsables de estas guías les molesta de forma especial el uso
genérico del masculino para designar a los dos sexos, a pesar de que
"está firmemente asentado en el sistema gramatical español" y de otras
muchas lenguas, y recomiendan, por ejemplo, decir "la ciudadanía", en
lugar de "todos los ciudadanos"; "las personas becarias", en vez de "los
becarios", o "personas sin trabajo" y no "parados".
El informe "Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer",
respaldado por todos los académicos asistentes al pleno del pasado día
1, puede consultarse íntegramente en el Boletín de información
lingüística de la RAE (BILRAE), en la página web de esta institución.
Las guías analizadas son de la Junta de Andalucía y de la Generalidad
Valenciana; de las universidades de Málaga (junto con el ayuntamiento de
esta ciudad), Granada, Politécnica de Madrid, UNED y Murcia, y de
Comisiones Obreras -en colaboración con el Ministerio de Igualdad- y
UGT.
Estas guías extraen "una conclusión incorrecta de varias premisas verdaderas",
porque, afirma Bosque, es cierto que "existe la discriminación hacia la
mujer en nuestra sociedad", como también lo es la necesidad de
"extender la igualdad social de hombres y mujeres, y lograr que la
presencia de la mujer en la sociedad sea más visible".
Pero en esos textos se suele llegar a "una conclusión injustificada que
muchos hispanohablantes consideramos insostenible": "suponer que el
léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua han de hacer
explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo, de forma que
serán automáticamente sexistas las manifestaciones verbales que no
sigan tal directriz, ya que no garantizarían 'la visibilidad de la
mujer'".
Ante los argumentos de los lingüistas, los responsables de las guías
podrían decir que sus recomendaciones proceden de "su sensibilidad ante
la discriminación de la mujer en el mundo moderno".
Pero ese argumento "es insostenible, puesto que califica
arbitrariamente de sexista al grupo -absolutamente mayoritario- de
mujeres y hombres con una sensibilidad diferente", afirma Bosque.
"¿Qué se supone que ha de pensar de sí misma una mujer que no se sienta
excluida de la expresión 'Se hará saber a todos los estudiantes' por
mucho que la Generalitat Valenciana le diga que la están discriminando?"
Las guías analizadas "son poco flexibles en este punto". Pareciera que
se quiere dar a entender que la mujer que no perciba irregularidad
alguna en el rótulo 'Colegio Oficial de Psicólogos de Castellón' debería
pedir cita para ser atendida por los miembros de dicha institución",
dice el autor.
Un buen paso hacia la solución del "problema de la visibilidad" sería
"reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran las directrices
propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría
hablar", asegura Bosque, quien cree que las propuestas están pensadas
solo para el lenguaje oficial.
Pero, luego, "la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla
usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvidaría de su
desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara
y hablaran como todo el mundo".
La mayor parte de estas guías han sido escritas sin la participación de
los lingüistas y el autor asegura que, en algunos casos, las propuestas
"conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados en
nuestro sistema lingüístico, o bien anulan distinciones y matices que
deberían explicar en sus clases de Lengua los profesores de Enseñanza
Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de competencias".
"No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre el
uso del lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fácil
adivinar cuál sería la reacción de las universidades, las comunidades
autónomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna institución
dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuación social sobre
cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, más aún, que
lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de
vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios".
Bosque tiene claro que el propósito último de las guías de lenguaje no
sexista es loable porque quieren "contribuir a la emancipación de la
mujer y a que alcance su igualdad con el hombre en todos los ámbitos del
mundo profesional y laboral", pero no tiene sentido "forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad" ni "impulsar políticas normativas que separen el lenguaje oficial del real".
La RAE dice que si se aplicaran las directrices de las guías de lenguaje no sexista "no se podría hablar"
MADRID, 4 Mar. (EUROPA PRESS) -
El pleno de la Real Academia Española (RAE)
de la lengua ha aprobado un informe del académico Ignacio Bosque en el
que señala que "si se aplicaran las directrices propuestas en las guías
de lenguaje no sexista en sus términos más estrictos, no se podría
hablar". Además, apunta que las propuestas que los expertos realizan en
estos manuales "no están hechas para ser adaptadas al lenguaje común".
En el informe 'Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer',
Bosque critica las guías sobre este tema publicadas por la Junta de
Andalucía, la Generalitat Valenciana, y las universidades de Málaga
(junto con el Ayuntamiento de esta ciudad), Granada, Politécnica de
Madrid, UNED y Murcia, así como de CCOO y UGT. Entre las recomendaciones
que se realizan en estos textos, destaca la sugerencia de utilizar 'la
ciudadanía', en lugar de 'todos los ciudadanos', sustituir 'becarios'
por 'personas becarias', o 'parados' por 'personas sin trabajo'.
Para Bosque estas directrices llevan al lector a "suponer que el
léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua han de hacer
explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo, de forma que
serán automáticamente sexistas las manifestaciones verbales que no
sigan tal directriz, ya que no garantizarían la visibilidad de la
mujer".
El académico achaca esta situación a que la mayor parte de las
guías publicadas en España sobre este tema han sido escritas sin la
participación de los lingüistas y critica que, en algunos casos, las
propuestas "conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente
asentados en el sistema lingüístico español, o bien anulan distinciones y
matices que deberían explicar en sus clases de Lengua los profesores de
Enseñanza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de
competencias".
Además, ha apuntado que la sensibilidad defendida por los textos
excluye las prácticas y el sentir general de los hablantes. En este
sentido, ha destacado que a los responsables de estas guías les molesta
de forma especial el uso genérico del masculino para designar a los dos
sexos, a pesar de que "está firmemente asentado en el sistema gramatical
español".
Por otra parte, Bosque señala que, ante los argumentos de los
lingüistas, los responsables de las guías podrían decir que sus
recomendaciones proceden de "su sensibilidad ante la discriminación de
la mujer en el mundo moderno". Pero, a su juicio, ese argumento "es
insostenible, puesto que califica arbitrariamente de sexista al grupo,
absolutamente mayoritario, de mujeres y hombres con una sensibilidad
diferente".
LENGUAJE
|
Conclusiones del la Academia
La RAE critica en un informe a los 'fundamentalistas' del lenguaje no sexista
Considera que 'no se podría hablar' si se aplican nueve guías sobre el no sexismo
Ana Mendoza (Efe) | Madrid
Actualizado domingo 04/03/2012
El pleno de la Real Academia Española (RAE) ha aprobado un informe
del académico Ignacio Bosque en el que se critican las directrices
contenidas en nueve guías sobre lenguaje no sexista elaboradas por
comunidades autónomas, sindicatos y universidades, porque, si se
aplicara estrictamente cuanto dicen, "no se podría hablar".
A los responsables de estas guías les molesta de forma especial el uso genérico del masculino para designar a los dos sexos,
a pesar de que "está firmemente asentado en el sistema gramatical
español" y de otras muchas lenguas, y recomiendan, por ejemplo, decir
"la ciudadanía", en lugar de "todos los ciudadanos"; "las personas
becarias", en vez de "los becarios", o "personas sin trabajo" y no
"parados".
El informe "Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer",
respaldado por todos los académicos asistentes al pleno del pasado día
1, puede consultarse íntegramente en el Boletín de información
lingüística de la RAE (BILRAE), en la página web de esta institución.
Las guías analizadas son de la Junta de Andalucía y de la Generalitat
Valenciana; de las universidades de Málaga (junto con el ayuntamiento
de esta ciudad), Granada, Politécnica de Madrid, UNED y Murcia, y de
Comisiones Obreras -en colaboración con el Ministerio de Igualdad- y
UGT.
Estas guías extraen "una conclusión incorrecta de varias premisas
verdaderas", porque, afirma Bosque, es cierto que "existe la
discriminación hacia la mujer en nuestra sociedad", como también lo es
la necesidad de "extender la igualdad social de hombres y mujeres, y
lograr que la presencia de la mujer en la sociedad sea más visible".
Pero en esos textos se suele llegar a "una conclusión injustificada que muchos hispanohablantes consideramos insostenible": "suponer
que el léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua han de
hacer explícita sistemáticamente la relación entre género y sexo,
de forma que serán automáticamente sexistas las manifestaciones
verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizarían 'la
visibilidad de la mujer'".
Ante los argumentos de los lingüistas, los responsables de las guías
podrían decir que sus recomendaciones proceden de "su sensibilidad ante
la discriminación de la mujer en el mundo moderno".
Poca flexibilidad
Pero ese argumento "es insostenible, puesto que califica
arbitrariamente de sexista al grupo -absolutamente mayoritario- de
mujeres y hombres con una sensibilidad diferente", afirma Bosque.
"¿Qué se supone que ha de pensar de sí misma una mujer que no se
sienta excluida de la expresión 'Se hará saber a todos los estudiantes
que 'por mucho que la Generalitat Valenciana le diga que la están
discriminando?" Las guías analizadas "son poco flexibles en este punto".
Pareciera que se quiere dar a entender que la mujer que no perciba
irregularidad alguna en el rótulo 'Colegio Oficial de Psicólogos de
Castellón' debería pedir cita para ser atendida por los miembros de
dicha institución", dice el autor.
Un buen paso hacia la solución del "problema de la
visibilidad" sería "reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran
las directrices propuestas en estas guías en sus términos más
estrictos, no se podría hablar", asegura Bosque, quien cree que las propuestas están pensadas solo para el lenguaje oficial.
Pero, luego, "la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla
usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvidaría de su
desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara
y hablaran como todo el mundo".
La mayor parte de estas guías han sido escritas sin la participación
de los lingüistas y el autor asegura que, en algunos casos, las
propuestas "conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente
asentados en nuestro sistema lingüístico, o bien anulan distinciones y
matices que deberían explicar en sus clases de Lengua los profesores de
Enseñanza Media, lo que introduce en cierta manera un conflicto de
competencias".
"No hay, desde luego, ilegalidad alguna en las recomendaciones sobre
el uso del lenguaje que se introducen en esas guías, pero es fácil
adivinar cuál sería la reacción de las universidades, las comunidades
autónomas, los ayuntamientos o los sindicatos si alguna institución
dirigiera a los ciudadanos otras guías de actuación social sobre
cuestiones que competen directamente a esos organismos, y, más aún, que
lo hiciera sin consultar con ellos y sin tener en cuenta sus puntos de
vista, cuando no despreciando abiertamente sus criterios".
Bosque tiene claro que el propósito último de las guías de lenguaje
no sexista es loable porque quieren "contribuir a la emancipación de la
mujer y a que alcance su igualdad con el hombre en todos los ámbitos del
mundo profesional y laboral", pero no tiene sentido "forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad" ni "impulsar políticas normativas que separen el lenguaje oficial del real".
No hay comentarios:
Publicar un comentario