Toni Cantó. Diputado de UPyD |
Violencia contra las mujeres
Toni Cantó
Publicado el 11 de marzo de 2013 en EL MUNDO
El autor pide una revisión de la Ley de Violencia de Género a la vista de su fracaso
Recuerda que no ha frenado el número de víctimas y ha generado miles de pleitos
Recuerda que no ha frenado el número de víctimas y ha generado miles de pleitos
LA VIOLENCIA
infligida a las mujeres y a las niñas constituye una de las principales
violaciones de los derechos humanos en el mundo. Organismos
internacionales como Naciones Unidas o la Unión Europea nos advierten de
que nos enfrentamos a un fenómeno mundial y sistémico y que las formas y
manifestaciones de esta violencia son múltiples y diferentes según el
contexto social, económico, cultural y político de las sociedades. En
UPyD compartimos de principio a fin este análisis. De ahí mi error al
pronunciarme acerca de otras facetas -también preocupantes- sobre este
tipo de violencia, recogiendo datos no contrastados, y en Twitter, un
medio que impide dar explicaciones de fondo. Así fue como se transmitió
la imagen de que tratábamos a la ligera la violencia contra las mujeres,
o lo que es peor, que le quitábamos importancia. Por ese error he
pedido perdón a las víctimas de violencia de género y a la sociedad
española. Pido perdón, pero también quiero explicar nuestras propuestas
en defensa de la igualdad y la lucha contra la violencia de género.
Quiero hacerlo defendiendo nuestra libertad, tanto para equivocarnos al
tratar un tema (sin olvidar nuestra responsabilidad como representantes
políticos), como para corregir nuestra equivocación cuando sea preciso.
Esta libertad hace, sin embargo, que nos parezca inaceptable que, en
nombre de lo políticamente correcto, se nos insulte, amenace, y lo peor
de todo, se nos quiera hacer callar en nuestros desacuerdos con las
políticas de los últimos años, reproduciendo así la larga historia
inquisitorial de nuestro país. Críticas sí, todas las que merezcamos;
autos de fe no. Quienes hoy anatemizan la crítica pueden terminar con la
libertad de expresión de todos mañana
El uso de esa libertad parte de nuestro compromiso inequívoco
con la lucha por la erradicación de la violencia de género, con su
prevención y con el apoyo y protección a las víctimas. Ello no es óbice
para que discrepemos con aspectos esenciales de la actual Ley de
Violencia de Género. Esta ley, presentada por el PSOE y determinadas
asociaciones de mujeres como una panacea que terminaría con el gravísimo
problema de los asesinatos de mujeres frente a la ineficacia de
los anteriores gobiernos del PP, ha resultado ser bastante ineficaz
pues, desgraciadamente, no ha logrado que descienda el número de
asesinadas por sus parejas o ex parejas. Aunque en 2005 (año de su
entrada en vigor) se produjo un descenso significativo del número de
víctimas, pasando de 72 a 57, en los años posteriores la cifra volvió a
superar las 70 víctimas (el máximo en 2008, con 76), número similar a
los años anteriores a la Ley. Es verdad que en 2012 hemos llegado al
punto más bajo de la década con 49 asesinatos de mujeres, pero no
podemos obviar el dato del descenso de la población española en casi un
millón de personas.
A pesar del consenso político parlamentario con el que fue tramitada, la actual Ley de Violencia de Género fue una ley controvertida desde el ámbito de protección, las medidas punitivas propuestas y los problemas reales que de su aplicación se han derivado con casi un millón de causas judiciales en ocho años. Es, de hecho, una de las leyes sobre las que los tribunales han realizado más consultas y se han presentado un mayor número de recursos de inconstitucionalidad, aunque el Tribunal Constitucional los ha zanjado con un pronunciamiento positivo.
A nuestro juicio tiene un planteamiento desacertado desde su propio objeto. Y me explico. No sólo hace un mal uso del concepto de género no equiparando la violencia de género a la violencia contra las mujeres y, por tanto, excluyendo de protección a las miles que sufren violencia machista en nuestro país (particularmente grave es la exclusión de la trata con fines de explotación sexual de mujeres y niñas) sino que, según esta norma, la única violencia de género que existe contra la mujer es la ejercida por su compañero o ex compañero íntimo hetero- sexual. No nos han dado la oportunidad de debatir este punto, como si la interpretación que el legislador hizo del género fuera un dogma de fe. ¿Qué es el género? ¿Una religión en la que hay que creer sí o sí?
Expertos un poco más laicos lo consideran un concepto sociológico de gran interés para luchar por el objetivo de la igualdad entre mujeres y hombres. Este concepto fue asumido por todos los organismos democráticos internacionales para superar el determinismo biológico de los sexos que daría lugar a cambios revanchistas injustos y en absoluto democráticos. Los géneros son tan solo roles sociales, que al ser desiguales en las sociedades actuales discriminan a las mujeres en el ámbito público y pretenden justificar su subordinación en el privado desde una ideología machista. La relación entre géneros es modificable en un sentido equilibrado y justo, y así lo está demostrando la lucha por la igualdad, una constante en las sociedades democráticas impulsada por el feminismo y las mujeres, pero asumida por muchos hombres.
LA LÍNEA política de la Unión Europea parte de la universalidad de los derechos humanos, considerando que la violencia de género es «predominantemente» ejercida por hombres contra mujeres, pero no de forma exclusiva. Por ello insta a los gobiernos a homogeneizar la recogida de datos de agresores y víctimas por sexos, y a proteger también a los hombres víctimas de violencia de género y a otras víctimas de violencia intrafamiliar. La Ley excluye a las víctimas de violencia en parejas homosexuales. Con esta exclusión se las saca de la red de apoyo y protección, un extremo que nos parece inconcebible. El Congreso de Estados Unidos ya ha reaccionado contra esta carencia aprobando una Ley de la Violencia de Género que extiende esta protección a las víctimas homosexuales. Nosotros deberíamos hacer lo mismo.
El otro elemento esencial de la Ley que hay que revisar urgentemente es la calificación del delito según sea el género del agresor que da lugar a una asimetría penal incompatible con la igualdad por la que luchamos. Expertos cualificados, cuya pretensión no es rebajar la importancia de la violencia contra las mujeres, señalan que el diseño de la Ley ha sido esencialmente punitiva. Aquí deberíamos introducir la importancia de la educación en igualdad de los niños/niñas y jóvenes. Y es importante este punto cuando los casos de violencia de género en menores de 18 años ha subido en un 23,7% desde 2007, según datos oficiales del último Informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica. ¿De verdad alguien con un mínimo de sensatez cree que la solución pasa por seguir endureciendo la aplicación de la actual Ley 1/2004? ¿De verdad somos Europa en este tema?
Toni Cantó es diputado de UPyD en el Congreso y portavoz de este partido en la Comisión de Igualdad.
Para conocer los antecedentes de la campaña desatada contra Toni Cantó tras sus comentarios en Twitter, pincha aquí.
A pesar del consenso político parlamentario con el que fue tramitada, la actual Ley de Violencia de Género fue una ley controvertida desde el ámbito de protección, las medidas punitivas propuestas y los problemas reales que de su aplicación se han derivado con casi un millón de causas judiciales en ocho años. Es, de hecho, una de las leyes sobre las que los tribunales han realizado más consultas y se han presentado un mayor número de recursos de inconstitucionalidad, aunque el Tribunal Constitucional los ha zanjado con un pronunciamiento positivo.
A nuestro juicio tiene un planteamiento desacertado desde su propio objeto. Y me explico. No sólo hace un mal uso del concepto de género no equiparando la violencia de género a la violencia contra las mujeres y, por tanto, excluyendo de protección a las miles que sufren violencia machista en nuestro país (particularmente grave es la exclusión de la trata con fines de explotación sexual de mujeres y niñas) sino que, según esta norma, la única violencia de género que existe contra la mujer es la ejercida por su compañero o ex compañero íntimo hetero- sexual. No nos han dado la oportunidad de debatir este punto, como si la interpretación que el legislador hizo del género fuera un dogma de fe. ¿Qué es el género? ¿Una religión en la que hay que creer sí o sí?
Expertos un poco más laicos lo consideran un concepto sociológico de gran interés para luchar por el objetivo de la igualdad entre mujeres y hombres. Este concepto fue asumido por todos los organismos democráticos internacionales para superar el determinismo biológico de los sexos que daría lugar a cambios revanchistas injustos y en absoluto democráticos. Los géneros son tan solo roles sociales, que al ser desiguales en las sociedades actuales discriminan a las mujeres en el ámbito público y pretenden justificar su subordinación en el privado desde una ideología machista. La relación entre géneros es modificable en un sentido equilibrado y justo, y así lo está demostrando la lucha por la igualdad, una constante en las sociedades democráticas impulsada por el feminismo y las mujeres, pero asumida por muchos hombres.
LA LÍNEA política de la Unión Europea parte de la universalidad de los derechos humanos, considerando que la violencia de género es «predominantemente» ejercida por hombres contra mujeres, pero no de forma exclusiva. Por ello insta a los gobiernos a homogeneizar la recogida de datos de agresores y víctimas por sexos, y a proteger también a los hombres víctimas de violencia de género y a otras víctimas de violencia intrafamiliar. La Ley excluye a las víctimas de violencia en parejas homosexuales. Con esta exclusión se las saca de la red de apoyo y protección, un extremo que nos parece inconcebible. El Congreso de Estados Unidos ya ha reaccionado contra esta carencia aprobando una Ley de la Violencia de Género que extiende esta protección a las víctimas homosexuales. Nosotros deberíamos hacer lo mismo.
El otro elemento esencial de la Ley que hay que revisar urgentemente es la calificación del delito según sea el género del agresor que da lugar a una asimetría penal incompatible con la igualdad por la que luchamos. Expertos cualificados, cuya pretensión no es rebajar la importancia de la violencia contra las mujeres, señalan que el diseño de la Ley ha sido esencialmente punitiva. Aquí deberíamos introducir la importancia de la educación en igualdad de los niños/niñas y jóvenes. Y es importante este punto cuando los casos de violencia de género en menores de 18 años ha subido en un 23,7% desde 2007, según datos oficiales del último Informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica. ¿De verdad alguien con un mínimo de sensatez cree que la solución pasa por seguir endureciendo la aplicación de la actual Ley 1/2004? ¿De verdad somos Europa en este tema?
Toni Cantó es diputado de UPyD en el Congreso y portavoz de este partido en la Comisión de Igualdad.
Para conocer los antecedentes de la campaña desatada contra Toni Cantó tras sus comentarios en Twitter, pincha aquí.
Sobre el artículo de Toni Cantó, comparto las inquietudes que expresa y el deseo de que la ley vigente sea reformada. La Justicia así lo exige. Sin embargo, el artículo me obliga a hacerle a Cantó algún comentario:
Toni. En
tu artículo queda un tanto oscuro lo que entiendes por violencia "de
género". En una ocasión dices que debe identificarse con
violencia "contra las mujeres" (así titulas tu artículo), lo cual extendería el concepto a la trata
de mujeres, por ejemplo, lo que ciertamente se correspondería mejor con
lo que se llama normalmente "violencia de género": la violencia que sufren las
mujeres por ser mujeres. Pero observa que, al identificarlo simplemente
con violencia "contra las mujeres", también sería violencia de género la
ejercida por un hombre -¿o una mujer?- en una discusión, pongamos, con la presidenta de la comunidad de vecinos, y acaso por causas completamente ajenas al machismo o, siquiera, a diferencias de género de ninguna clase. La violencia de género no es identificable con la "violencia contra las mujeres", a menos que la sufran "por ser mujeres".
Sin embargo, tras hacer tuya como buena esa definición, hablas de violencia "de género" refiriéndote estrictamente a la que sufren las mujeres en pareja (sin duda inducido a ello al criticar la ley vigente), pero añadiendo también al concepto la que tenga lugar en parejas homosexuales y la que sufren hombres en pareja heterosexual (y aquí dices recoger las recomendaciones de la UE). En realidad, esto es lo que suele llamarse violencia "doméstica" o violencia "intrafamiliar". No me consta que en la UE se llame violencia "de género" a la que sufre un hombre en pareja. Eso sí, tampoco me consta que se hagan distinciones en la UE a la hora de penar los delitos en función del sexo de las personas. Eso sólo se hace en España. Y es eso lo que sin duda estás planteando.
Sin embargo, tras hacer tuya como buena esa definición, hablas de violencia "de género" refiriéndote estrictamente a la que sufren las mujeres en pareja (sin duda inducido a ello al criticar la ley vigente), pero añadiendo también al concepto la que tenga lugar en parejas homosexuales y la que sufren hombres en pareja heterosexual (y aquí dices recoger las recomendaciones de la UE). En realidad, esto es lo que suele llamarse violencia "doméstica" o violencia "intrafamiliar". No me consta que en la UE se llame violencia "de género" a la que sufre un hombre en pareja. Eso sí, tampoco me consta que se hagan distinciones en la UE a la hora de penar los delitos en función del sexo de las personas. Eso sólo se hace en España. Y es eso lo que sin duda estás planteando.
Por otra parte, y por darle otra vuelta de tuerca al concepto de "violencia de género", sin duda en una sociedad de tradición machista como la nuestra existe
alguna clase de violencia de "género" que padecen los hombres. Una violencia que padecen por ser hombres. Puede verse en su rol ligado (aún hoy) a hacer frente a la violencia sin "huir como una mujer"; en el rol que tienen como miembros de las fuerzas armadas; en el número de hombres que mueren por accidente laboral, y en otros muchos casos. Ello
se evidencia, por ejemplo, en una clamorosa diferencia en el número de suicidios que se producen en España en función del sexo de las personas (el 80% son
varones), que no puede explicarse por razones biológicas (sexo) sino debidas a
lo cultural (género). Se trata de un claro ejemplo de violencia con causas sociales con
una clara marca de "género" (masculino). Tal vez por ello no se investiga ni se previene, pues es simplemente indudable que, si el 80% de los miles de suicidios anuales que se producen en España correspondieran a mujeres, ése sería un asunto central en la investigación sociológica (feminista y no feminista), e incluso sería un problema de Estado.
Ni siquiera
descarto que hoy en día se pueda hablar de violencia de "género" en la
pareja sufrida por hombres... Y ahora ya no en el contexto de una sociedad machista tradicional, sino más bien en un contexto diseñado por el feminismo real. Hablo de hombres que son agredidos por sus exparejas "por ser hombres". Eso ocurre, por ejemplo, cuando sus exparejas les impiden ver a sus hijos simplemente para hacerles daño o para someterles a sus dictados. O cuando el propio lobby de mujeres (feministas, se dicen) impone una ley injusta como la vigente sin importarle lo más mínimo el daño que causan a miles de personas cada año de forma injusta y a sabiendas. Su interés es la defensa de "las mujeres", claro, pero no ignoran el daño colateral inasumible que están causando al convertirse en cómplices necesarios de "algunas mujeres", tanto desde sus asociaciones como desde las instituciones, en esa "violencia de género" que muchos hombres sufren hoy de su expareja "por ser hombres".
Gracias, Toni.
Añado aquí un enlace a una página con un "Análisis de 450 estudios internacionales" sobre violencia en la pareja.
ESTA ES SU CONCLUSIÓN FINAL
"La inevitable conclusión del presente trabajo es que existen cientos de estudios empíricos sobre la violencia perpetrada o sufrida dentro de la pareja heterosexual cuyos resultados no pueden pasarse por alto, como viene siendo habitual, a la hora de formular las políticas y normas de prevención de esa violencia.
O dicho de otro modo: no están justificadas las políticas y normas de prevención de la violencia en la pareja basadas en meros postulados ideológicos y en certezas preestablecidas, o en sus equivalentes encuestas diseñadas con sesgo ideológico y excluyente, sino que es preciso tener presentes los resultados de los cientos de estudios empíricos que analizan el fenómeno de la violencia con criterio imparcial y omnicomprensivo, es decir, teniendo en cuenta los comportamientos de hombres y mujeres".
Fuente: http://www.escorrecto.org/
Gracias, Toni.
Añado aquí un enlace a una página con un "Análisis de 450 estudios internacionales" sobre violencia en la pareja.
ESTA ES SU CONCLUSIÓN FINAL
"La inevitable conclusión del presente trabajo es que existen cientos de estudios empíricos sobre la violencia perpetrada o sufrida dentro de la pareja heterosexual cuyos resultados no pueden pasarse por alto, como viene siendo habitual, a la hora de formular las políticas y normas de prevención de esa violencia.
O dicho de otro modo: no están justificadas las políticas y normas de prevención de la violencia en la pareja basadas en meros postulados ideológicos y en certezas preestablecidas, o en sus equivalentes encuestas diseñadas con sesgo ideológico y excluyente, sino que es preciso tener presentes los resultados de los cientos de estudios empíricos que analizan el fenómeno de la violencia con criterio imparcial y omnicomprensivo, es decir, teniendo en cuenta los comportamientos de hombres y mujeres".
Fuente: http://www.escorrecto.org/
No solo debe reformarse la ley, se deben pedir responsabilidades a aquellos que la han puesto en marcha la mantienen he incluso se benefician. La obediencia debida no puede justificar el mal que se ha hecho y se sigue haciendo, dada la falta de preparacion de jueces y fiscales en este tema.
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